Cinco usos de la ceniza volcánica que no conocías
Hemos hablado mucho sobre los efectos nocivos que trae la presencia de ceniza volcánica en el ambiente para nuestra salud, ahora ha llegado el momento de contarte su lado positivo. En este artículo vas a descubrir cinco usos provechosos de este material.
Hace unos días se cumplió un mes de la erupción del volcán en La Palma. Se ha hablado mucho en este tiempo de la evolución de la lava, del cono volcánico y todas esas cenizas y gases que son nocivos para la salud. Ahora vamos a ver algo que la mayoría de las personas tal vez desconoce, y es que la ceniza volcánica tiene un lado beneficioso. A lo largo de la historia el ser humano ha descubierto que podía transformar estas cenizas en un material para sacarle provecho, veamos algunos ejemplos.
Cenizas volcánicas como fertilizante
Este es el uso más conocido de las cenizas volcánicas. Si bien en principio la cubierta de lava no permite desarrollar actividades agrícolas a corto plazo, los materiales volcánicos depositados en el suelo son muy ricos en sales y minerales metálicos para cosechas futuras. Por ejemplo, después de la erupción del Timanfaya en el siglo XVIII, se descubrió que esta ceniza y el resto de piroclastos eran un buen fertilizante para cultivos de la vid. Una fina capa de menos de 10 centímetros de esta ceniza ofrece nutrientes a las plantaciones, conserva la humedad y ayuda al crecimiento de la planta.
Según un estudio desarrollado por el INTA de Castelar, las cenizas volcánicas también presentan propiedades físicas y químicas favorables para la producción en macetas. Los investigadores explican que al ser un material con baja conductividad eléctrica y concentración de calcio, sodio, magnesio y potasio, permite manejar las concentraciones de nutrientes minerales según los requerimientos del cultivo mediante la fertilización.
Fabricación de cemento con ceniza volcánica
Hasta donde se conoce, los romanos fueron los primeros en descubrir los beneficios de la ceniza volcánica. Con una mezcla de cenizas, óxido de calcio (conocido como cal viva) y agua de mar, hicieron puentes, acueductos, puertos y anfiteatros (El Panteón o el Mercado de Trajano de Roma), que siguen en pie tras veintiún siglos. La combinación de esos tres elementos de la naturaleza produce lo que se denomina reacción puzolánica (se llama así por la localidad de Pozzuoli, situada en la Bahía de Nápoles). Lo increíble de este asunto, es que la ingeniería moderna tardó siglos en descubrir y tratar de igualar aquella mezcla ultra resistente.
Un estudio publicado en la revista American Mineralogist, revela la receta que seguían para fabricar ese hormigón romano, y cómo el contacto con el agua del mar lo ha ido reforzando a lo largo de los siglos. Estas estructuras en los puertos, expuestas al continuo azote de las olas del mar, cada día se volvían más fuertes. La autora principal del estudio, la geóloga Marie Jackson, de la Universidad de Utah, comprobó usando un microscopio electrónico de barrido, que efectivamente el agua de mar que se filtraba a través de ese hormigón romano favorecía su resistencia.
Otro ejemplo es la investigación que utilizó la ceniza del monte Mazama (extraída del suelo de Oregon), y demostró el uso beneficioso cuando se reemplaza al cemento Portland por estas cenizas en algunas aplicaciones. Se determinaron las proporciones máximas de mezcla con ceniza para producir una reacción cementosa, y se llegó además a la conclusión de que se puede prevenir la formación de polvo en caminos sin pavimentar, y usar como aglutinante aplicado tópicamente en caminos sueltos y sin asfalto.
Como resultado de otros experimentos, se estableció que la ceniza volcánica mezclada con plástico triturado, arena y cemento, formaban buenos ladrillos. Los primeros intentos no tuvieron éxito y se agrietaron, pero demostraron que la proporción ideal era: 40% de ceniza volcánica, 30% de desechos plásticos triturados, 20% de arena blanca y el 10% de cemento. No solo se obtienen ladrillos muy resistentes, sino que también es una forma de deshacerse de los desechos plásticos.
Pasta dental anti-sarro con ceniza volcánica
Desde hace tiempo los dentífricos industrializados tiene como ingrediente a la ceniza volcánica. Los odontólogos explican que este material puede resultar muy abrasivo dañando el color y esmalte si no se utiliza adecuadamente. Por eso, los dentífricos comerciales pasan por múltiples controles de calidad, y deben cumplir con las medidas de la escalas estandarizadas de 'Abrasividad de Dentina Relativa'.
Fabricación de cosméticos
La ceniza volcánica ha estado apareciendo en los últimos años como ingrediente en cremas, limpiadores y máscaras faciales, porque cuenta con muchos beneficios para la piel. Según Peterson Pierre, reconocido dermatólogo, explica que al ser una combinación de arcilla, bentonita y azufre, incluyen un alto contenido de minerales que le brinda propiedades antisépticas, antibacterianas y antioxidantes, que ayudan a aclarar la piel y hacerla más bella.
Son un perfecto exfoliante natural, diminutas partículas, porosas y absorbentes que funcionan muy bien para limpiar líquidos; en el mercado de la belleza esto significa que son excelentes para eliminar el aceite y el sebo que se acumulan en el rostro durante el día e incluso puede disuadir la caspa. Además, desde hace muchos años es parte de los tratamientos para calmar pieles inflamadas e irritadas, con eccemas y psoriasis.
Otros usos en industrias
En la industria automovilística se utiliza la ceniza volcánica, sobre todo, como componente en la pintura de los vehículos. También es un excelente abrasivo, y en los astilleros se usa como parte del material que arrojan a presión con aire para una efectiva limpieza de los cascos de los barcos. En la industria textil se utiliza como abrasivo para lograr un degradé de colores en las prendas de vestir.