Consejos para enfrentar una ola de calor con niños y evitar el golpe de calor

Los niños son uno de los mayores grupos de riesgo por calor en verano. A las puertas del período canicular, te ofrecemos una serie de "tips" dedicados a los más pequeños.

Los niños son uno de los grupos de población con mayor riesgo de sufrir las consecuencias del calor, especialmente los menores de cinco años.

A medida que avanza el verano, la probabilidad de llegada de la primera ola de calor oficial aumenta. Éstas, son especialmente habituales en el período conocido como la canícula, entre el 15 de julio y el 15 de agosto. Es el período del año en el que acostumbran a darse las temperaturas más altas en nuestro país. La canícula coincide con el período de vacaciones escolar, por lo que los niños son uno de los grupos de población con mayor riesgo de sufrir las consecuencias del calor.

El golpe de calor es una de las manifestaciones más graves de las altas temperaturas. Ocurre cuando la temperatura corporal sube de los 39 ºC y el organismo no es capaz de regular la temperatura de forma efectiva. Algunos de los síntomas característicos del golpe de calor son: sudoración fría, respiración y frecuencia cardíaca rápidas, vértigo, mareos, dolor de cabeza, náuseas y en los casos más graves, convulsiones o pérdida de conocimiento.

Dentro del grupo infantil, los más vulnerables son los niños de menos de 5 años de edad, con patología previas, quemaduras solares, desnutrición, fiebre o diarrea. A continuación, te proponemos una serie de consejos para evitar este escenario.

Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día

La radiación ultravioleta es especialmente intensa y dañina en esta época del año. El cáncer de piel es el tipo de cáncer más habitual en EEUU y en muchos casos, el daño viene de la infancia. Es preferible evitar la exposición al sol entre el mediodía y las cinco de la tarde y usar crema solar de protección muy alta (50+). Los niños de piel, cabello y ojos claros corren el doble de riesgo de quemarse para un período corto de tiempo, en ellos hay que reforzar la protección.

Recuerda que al estar dentro del agua la protección tiene que ser igual o mayor, ya que el agua puede hacer un efecto lupa con el reflejo de los rayos del sol. Es conveniente aplicar crema como mínimo 15 minutos antes de entrar al agua para dar tiempo a la piel a absorberla.

¿Qué pasa si no tengo aire acondicionado en casa?

Ventilar por las mañanas, cerrar ventanas y persianas en las horas centrales del día son buenas medidas a tomar. Coloca un ventilador con un barreño de agua fría delante, a una distancia segura. El aire del ventilador, evaporará la superficie del agua generando un frescor adicional. ¡Ojo con los componentes eléctricos del ventilador y las rejillas anchas que permiten meter los dedos!

Viste a los niños con ropas livianas, de colores claros y preferiblemente de algodón o lino. Los gorros pueden causar el efecto contrario en interiores, impidiendo la adecuada transpiración, sustitúyelos por paños húmedos colocados previamente en la nevera.

Hidratación

Un bebé de hasta seis meses, necesita unos 680 ml de agua al día (tres vasos grandes). La leche materna o artificial tiene más de un 80% de agua por lo que entra dentro del cómputo diario. De seis meses a un año, las necesidades diarias ascienden a 800 ml o 1 litro de líquidos, algo más en verano. A partir del año de edad, es aconsejable que los niños beban más de un litro de líquidos al día.

Ojo con el agua excesivamente fría, el organismo tendrá que emplear un extra de energía en regular la diferencia de temperatura y puede dificultarse la digestión. Lo ideal es mezclar medio vaso de agua fría con medio de agua caliente.