Catástrofe medioambiental en Ølst: el dilema de irse o quedarse
Los habitantes del pueblo danés de Ølst están muy pendientes de la evolución de un gran deslizamiento de tierra contaminada que sigue avanzando cada día, y que podría acabar llegando a los ríos de la zona.
En las tranquilas tierras llanas de Dinamarca, un escándalo de proporciones considerables ha sacudido a la nación escandinava. El origen es un gran deslizamiento de tierra contaminada.
Un desastre ambiental que ha puesto en jaque la seguridad y el bienestar de los habitantes de Ølst, un pintoresco pueblo de 400 habitantes al sur de Randers en Jutlandia.
Un grave problema ambiental que provoca a temor
El origen del deslizamiento se encuentra en los terrenos de la empresa Nordic Waste, especializada en el tratamiento de suelos contaminados. Este desastre es uno de los peores de la historia ambiental del país, desatando una serie de preguntas sobre la responsabilidad de las autoridades locales, la negligencia de la empresa y la ética empresarial en general.
Según los informes del Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia (GEUS), el deslizamiento de tierra, que ha destrozado edificaciones cercanas, se está moviendo lentamente hacia Ølst, amenazando con contaminar el río Alling Å.
Se estima que al menos 2 millones de toneladas de suelo contaminado están en movimiento a 2 metros por día, un peligro inminente que ha dejado a la comunidad rural en estado de conmoción y atemorizada ante las posibles consecuencias.
Un empresario con las manos manchadas
El desastre no es fruto de la casualidad o un fenómeno natural, sino que ha sido causado por la actividad humana. Nordic Waste, propiedad de la familia de Torben Østergaard-Nielsen, se encuentra en el centro de la polémica.
A pesar de las advertencias previas y de la previsión de condiciones meteorológicas adversas, la empresa no actuó para prevenir un deslizamiento mayor. Incluso, se ha declarado en quiebra, evadiendo así sus responsabilidades económicas y dejando al contribuyente danés con los costos de limpieza, estimados en millones de coronas danesas.
El caso ha indignado a la opinión pública y ha provocado una difícil situación política. Se ha revelado que el ayuntamiento de la ciudad de Randers podría tener parte de responsabilidad por negligencia en las inspecciones realizadas en la empresa, lo que ha avivado aún más la polémica.
Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca, ha calificado la actitud de la empresa como una "provocación" y ha expresado su preocupación por la situación de los habitantes de Ølst, cuyo futuro se ve incierto debido a los trabajos de limpieza que podrían durar años.
Mientras tanto, los vecinos de Ølst viven con el temor constante de que la tierra contaminada vuelva a desplazarse, especialmente en épocas de fuertes lluvias. A pesar de los esfuerzos por contener el deslizamiento, la comunidad sigue sintiendo los efectos devastadores de un desastre que podría haberse evitado con una adecuada supervisión y responsabilidad empresarial. Algunos ya han decidido irse ante la constante incertidumbre.