Cambio climático. Una cuestión de confianzas

El IPCC en sus informes asigna niveles de confianza y grados de probabilidad a sus afirmaciones. Hablamos de ellos y del Sexto Informe del IPCC (AR6) ante las inminentes negociaciones en la COP26 de Glasgow, en el Día Internacional contra el Cambio Climático. 

Pérdida de hielo
El cambio climático es desde hace tiempo incuestionable, aunque varía el nivel de confianza de los diferentes hechos constatados.

En apenas una semana –el próximo 1 de noviembre– comenzará en Glasgow (Escocia, Reino Unido) la 26º Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP26). Esta nueva Cumbre del Clima tenía que haberse celebrado el año pasado (2020), pero la pandemia de la covid-19 obligó a aplazarla doce meses. Los gobernantes que se reúnan en Glasgow tendrán sobre la mesa, como principal documento técnico para la negociación, la parte con las atribuciones del Grupo de Trabajo I del sexto Informe del IPCC (AR6), publicada el pasado mes de agosto.

A medida que ha ido aumentando nuestro conocimiento del sistema climático, se ha reducido la incertidumbre en relación al cambio observado y a nuestra influencia en el mismo. Aunque en los medios de comunicación son comunes las afirmaciones categóricas del tipo: “el nivel del mar ha aumentado (o aumentará) X centímetros”, en los Informes del IPCC cualquier afirmación lleva asociada un nivel de confianza o un término de probabilidad. Es importante conocer el significado de la terminología empleada en el AR6, para lo cual procedemos a ello.

En lo que respecta al nivel de confianza, se emplean cinco términos: muy bajo, bajo, medio, alto y muy alto. En cuanto a los términos de probabilidad, el abanico es más amplio y va desde un hecho prácticamente seguro (99-100%) hasta uno excepcionalmente improbable (0-1%). Entre estos dos extremos tenemos las siguientes opciones intermedias: extremadamente probable (95-100%), muy probable (90-100%), probable (66-100%), más probable que improbable (>50-100%), tan probable como que no (33-66%), improbable (0-33%), muy improbable (0-10%) y extremadamente improbable (0-5%).

COP26
La próxima Cumbre del Clima de Glasgow (COP26) nos dará una medida de lo que podemos confiar en nosotros como sociedad, para afrontar con éxito la acción climática que reclaman los científicos.

Por ejemplo, en el AR6 leemos que: “Es prácticamente seguro que la capa superior del océano global (0-700 m) se ha calentado desde la década de 1970 y es muy probable que la influencia humana sea el principal impulsor. Es prácticamente seguro que las emisiones de CO2 causadas por el hombre son el principal impulsor de la acidificación global actual de la superficie del océano libre. Existe una alta confianza en que los niveles de oxígeno han disminuido en muchas regiones del océano superior desde mediados del siglo XX, y una confianza media en que la influencia humana contribuyó a esta caída”.

Respecto a las precipitaciones, cuyo comportamiento (marcado por la irregularidad) es más complejo que el de la temperatura, el Sexto Informe nos dice que: “Es probable que la precipitación sobre el conjunto las áreas continentales haya aumentado desde 1950, con una tasa de aumento más rápida desde la década de 1980 (nivel de confianza medio).” También leemos en que “es probable que las trayectorias de los ciclones en latitudes medias se hayan desplazado hacia los polos en ambos hemisferios desde la década de 1980, con una marcada estacionalidad en las tendencias (confianza media)”.

Los dos caminos tras la COP26
La diferencia entre conseguir emisiones netas cero de carbono en 2050 o seguir por como hasta ahora tiene grandes implicaciones en la subida de la temperatura global. © Ed Hawkins

En lo que respecta al aumento de la temperatura: “El rango probable de aumento total de la temperatura de la superficie a escala global causado por el hombre entre 1850-1900 y 2010-2019 es de 0,8 °C a 1,3 °C, con 1,07 °C como mejor estimación.” Además, Es muy probable que los GEI (gases de efecto invernadero) bien mezclados hayan sido el principal impulsor del calentamiento troposférico desde 1979, y es (también) muy probable que el agotamiento del ozono estratosférico causado por el hombre fuera el principal impulsor del enfriamiento de la estratosfera inferior entre 1979 y mediados de la década de 1990.

Confianza en nosotros mismos

En la COP26 de Glasgow, no solo se van a debatir cuestiones técnicas en base a los niveles de confianza expresados por el IPCC en su último Informe; también está en juego la confianza en nosotros mismos, en la sociedad actual, para afrontar el reto climático con determinación. En este caso, la incertidumbre es muy alta, ya que llevamos tres décadas intentándolo, y los avances han sido mínimos para lo que tendríamos que haber intentado hacer. Existe un amplio consenso colectivo en que tenemos que actuar y hacerlo con urgencia, pero simultáneamente todas las personas somos prisioneros de un sistema que nos mantiene atados, con poco margen de maniobra.

Hay un amplio consenso colectivo en que tenemos que actuar con urgencia, pero el sistema nos mantiene atados. Llevamos tres décadas intentándolo y los avances han sido mínimos.

Ante esta disyuntiva, las cumbres del clima son, de momento, las únicas herramientas que hemos sido capaces de poner en marcha para tratar de impulsar la acción climática. Empieza a haber un movimiento ciudadano que trata de acelerar la toma de decisiones políticas y el cambio de modo de vida, pero todavía está lejos de representar a la colectividad. Comienza a ser ruidoso, pero habrá que esperar algún tiempo más para ver cuál es su verdadero alcance, y si se puede o no confiar en él como el impulsor definitivo de la inacción frente al inexorable cambio climático.