Episodios de calor cada vez más precoces -también tardíos- y de récord
Una de las consecuencias de la inexorable subida de las temperaturas, tanto a escala global como regional y local, es la mayor frecuencia de episodios de calor, fuera del período estival. Dicha circunstancia está alargando los veranos en España, registrándose cada vez más días de tiempo veraniego.
La primera semana de mayo de 2020 hemos tenido en España un episodio de altas temperaturas que ha dado como resultado, en no pocos lugares, a un ambiente muy caluroso, típico de verano, en el que se han batido algunos récords absolutos de calor para un mes de mayo. Aunque esta situación nos ha pillado a la mayoría de las personas confinados en nuestras casas, en las salidas al exterior hemos notado la bofetada de calor, constatando su carácter extraordinario, aunque, a tenor de lo que viene ocurriendo los últimos años, estos calores precoces –lo mismo que los tardíos del otoño– empiezan a ser la norma en lugar de la excepción.
Hace casi 20 años, el Panel de Expertos de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático –el famoso IPCC– apuntaba en su Tercer Informe de Evaluación (Año 2001) que esto que hoy en día estamos experimentando, iba a ser la nueva realidad climática. Estamos viendo la consecuencia de la subida global de las temperaturas. En una de las figuras que más difusión tuvo del citado Informe -y que acompaña estas líneas-, se puede comprobar lo que ocurre en una distribución normal de temperaturas (campana de Gauss) si aumenta la temperatura media y la varianza.
El esquema (c) de la figura refleja lo que estamos observando con las temperaturas: los episodios de calor son cada vez más frecuentes que los de frío, y, además, se están alcanzando en ellos unas temperaturas más extremas, batiéndose récords. El calentamiento global está modificando la campana de Gauss inicial, aplastándola y desplazándola hacia la derecha. Al ser ahora mayor el rango de temperaturas altas o muy altas, empieza a ser cada vez más habitual que esos valores extremos no solo se den en los meses de verano, sino que se den también en primavera (lo que ha ocurrido ahora, a principios de mayo de 2020) y en otoño.
En este último episodio, se han batido las máximas absolutas de un mes de mayo en el observatorio que la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) tiene en el aeropuerto de Asturias (33,6 ºC) y en el de Almería (36,3 ºC). Ambos valores se midieron el pasado día 4. La jornada anterior se registraron 36 ºC de máxima en el aeropuerto de Córdoba, que aunque no es el valor más alto medido en un mes de mayo en ese observatorio (los históricos 41 ºC de mayo de 2015) nunca antes había habido un día tan caluroso tan pronto allí en mayo. Estos datos recientes certifican un hecho incontestable: los días de tiempo veraniego están aumentando en España.
Si todavía alguien tiene dudas sobre el hecho anterior, hace un par de años César Rodríguez Ballesteros, del Servicio de Banco Nacional de Datos Climatológicos de AEMET, publicó en su conocido blog un clarificador trabajo que, con ayuda de los datos en abierto que ofrece AEMET, trataba de responder a la siguiente pregunta: ¿Son los veranos en España cada vez más largos? La respuesta es un sí incontestable, respaldado por los datos, no por la endeble memoria meteorológica.
Los veranos se están alargando 9 días por década
César elaboró 44 gráficas como la que acompaña estas líneas –cada una correspondiente a estación meteorológica de la red principal de AEMET–, para lo cual tomó como valores umbrales la media de las temperaturas máximas de los días 18-24 de junio (valor de referencia del inicio del verano) y la de los días 18 a 24 de septiembre (referencia del final del verano), eligiendo el periodo 1971-2018 como base de datos.
La principal conclusión de su estudio climatológico, para el conjunto de España, es que el inicio del verano se está adelantando aproximadamente 7 días por década, mientras que su finalización se está retrasando unos 2 días en ese mismo período; en resumen: los veranos en España se están alargando a un ritmo de aproximadamente 9 días por década desde los años 70 del siglo pasado hasta la actualidad.
Aparte de instalarse cada vez más pronto el verano (en mayo-junio) y de abandonarnos más tarde (en septiembre-octubre), se constata también cada vez más la entrada en escena de episodios de calor veraniego fuera de la época estival, tanto precoces como tardíos, cuya razón de ser no únicamente obedece a la inexorable subida de las temperaturas, sino también a los cambios en la circulación atmosférica inducidos por el propio calentamiento global. Tenemos que irnos acostumbrando cada vez más a esta nueva realidad climática.