Calor extremo y cambio climático: ¿cómo afectará a la industria del turismo?
Hemos experimentado los días más calurosos de nuestras vidas. El impacto de esta crisis nos afectará de diversas maneras, especialmente cuando planifiquemos nuestras vacaciones.
En las últimas semanas se han registrado temperaturas extremas en diversas regiones del planeta, y estas olas de calor ocurren en periodos que son cada vez más prolongados. Globalmente, los días de intenso calor son cada vez más recurrentes, mientras que los días fríos ocurren cada vez con menor frecuencia. Estos eventos, se pueden convertir en la “nueva normalidad” a menos que se frenen de manera drástica las emisiones de gases de efecto invernadero, para evitar que las temperaturas sigan subiendo en el futuro.
El sector turístico es muy vulnerable al cambio climático. Al mismo tiempo, el turismo contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), causantes del calentamiento global. Acelerar la acción climática en el turismo es, por tanto, de suma importancia para la resiliencia del sector.
Los mejores paisajes, los más afectados por la crisis climática
Como una gran ironía de esta crisis climática, algunos de los lugares más bellos del mundo son también los más vulnerables. Y suelen ser los destinos más populares que, a medida que aumentan las temperaturas, se incrementan los fenómenos meteorológicos extremos y se pierden los hábitats naturales, el gran atractivo que moviliza a los turistas.
El turismo contribuye con alrededor del 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y moviliza miles, millones de visitantes a lugares donde deterioran aún más el ambiente natural, ya sea por la degradación propia por la actividad de la multitud o por el desarrollo excesivo. Por otro lado, el turismo genera ingresos que benefician económicamente a esos destinos, los que de otra forma deberían enfocarse en diferentes industrias, algunas más perjudiciales en términos ambientales.
Durante la COVID-19 pudimos ver las consecuencias de una reducción del turismo: si bien las emisiones de carbono disminuyeron abruptamente, la vida salvaje floreció y muchas especies se recuperaron. Pero no todo fueron rosas, ya que -especialmente en los países en desarrollo- los ingresos relacionados con el turismo cayeron en picado, generando en muchos casos que las familias que dependían del turismo como sustento, en su lucha por llevar un plato de comida a su hogar, se dedicaran a la casa furtiva o a la tala ilegal.
Las islas Solomon son uno de los mejores destinos globales para el turismo. Pero también es uno de los más vulnerables por el aumento del nivel del mar. La gran barrera de coral, al noreste de Australia, es otro. La acidificación de los océanos está acabando con los corales, fuente de ingresos de más de 60000 personas en Australia.
Las altas temperaturas dificultarán los vuelos
Si el aire está más caliente, se dilata, por lo que se reduce su densidad, y con ella el número de moléculas disponibles para impulsar el avión hacia arriba, lo que se conoce como sustentación. El calor extremo dificulta el despegue de los aviones y, en algunas condiciones realmente extremas, puede llegar a ser imposible, como sucedió en junio en un vuelo de Washington D.C. a Portland porque el avión no podía despegar con el número de pasajeros.
Tras una demora de seis horas, el vuelo -inicialmente sin escalas- tuvo que hacer escala en Misuri para repostar, porque el avión no podía soportar la carga de combustible necesaria para el vuelo.
El problema es mayor en los aeropuertos situados a gran altitud, donde el aire ya es naturalmente menos denso y las pistas son más cortas. Si un avión necesita 1500 metros de pista a 20 °C, necesitará 2500 metros a 40 °C, con lo que -en ambos casos- los aviones o deberán repostar más seguido, o llevar menos pasajeros.
A su vez, el calor extremo puede aumentar la frecuencia de las turbulencias que experimentan los pasajeros. Un estudio de 2017 reveló que el cambio climático puede causar casi tres veces más turbulencias de aire claro (CAT) que las condiciones actuales entre 2050 y 2080. Este tipo de turbulencias se producen sin una advertencia visual como pueden serlo algunas nubes o las tormentas y suelen producirse a gran altitud, afectando la comodidad del vuelo e inclusive provocando daños y heridas a los pasajeros. La frecuencia de las CAT está aumentando en todo el mundo y a distintas altitudes.
Las temporadas de turismo pueden cambiar
Las temporadas altas de viajes y los destinos cambiarán. El calor extremo afectará a las decisiones de viaje que se tomen para la temporada alta, generalmente verano, en la que los niños no van al colegio.
Es que el sector turístico ya está observando cambios en las tendencias de viajes a Grecia, Italia, Francia y España. Y debido a que en los últimos años Europa ha alcanzado temperaturas récord para los meses en torno a julio, las temperaturas extremas sumadas a los incendios forestales, los viajeros prefieren viajar a esos destinos en primavera o a principios de verano.
Además, muchos turistas están eligiendo destinos más frescos en verano, como el norte de Europa, Alaska, o directamente el hemisferio sur.
La crisis climática afectará a las economías nacionales
Una forma cabal de conocer el impacto del cambio climático en la industria turística es analizando qué indicaron los países en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) respecto de ella.
Las CDN son los compromisos asumidos por los 197 países que forman parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y que deben llevar a cabo para intensificar sus acciones contra el cambio climático, ya sea para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), conocidas como acciones de mitigación, o para adaptarse a los impactos producidos por ese fenómeno, llamadas acciones de adaptación. Las contribuciones de cada país son establecidas en función de sus circunstancias nacionales y sus respectivas capacidades.
La revisión de las CDN de agosto de 2022 identificó referencias al turismo en el 53% de las CDN (en 2019 era el 42%). De las CDN en vigor con referencias al sector turístico, el 50% identifica el turismo como un sector importante para la economía del país; el 56% se refiere al turismo como un sector vulnerable al cambio climático; el 64% menciona el turismo en relación con determinadas medidas de adaptación; y el 36% lo hace en relación con determinadas medidas de mitigación. Las referencias al turismo son más frecuentes (71%) en las CDN de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) que en el resto de los países (48%).
La industria mundial de los viajes y el turismo, que emplea a 313 millones de personas en todo el mundo y genera cerca del 10 por ciento del producto interno bruto mundial (PIB), se ha comprometido a reducir a la mitad sus emisiones para 2035.