Bisfenol A, el peligroso plástico que envuelve los alimentos del supermercado
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha disminuido en 20000 el valor de Ingesta Diaria Tolerable de Bisfenol A. ¿Estamos en peligro? ¿Dónde se encuentra este material? Aquí te lo explicamos.
El plástico es un material que puede estar formado por diferentes componentes. Ha sido una de las grandes revoluciones en cuanto a materiales, no es caro, pesa poco, es versátil… pero cuando hablamos de alimentación no sólo sirve eso, también tiene que ser seguro.
¿Cómo se comprueba la seguridad en los envases?
Con ensayos de migración en los que se analiza si algo de material migra al alimento y posteriormente qué es lo que ha migrado. Los límites de migración garantizan que, en caso de que algo pase al alimento, esto lo hará en condiciones seguras durante toda nuestra vida, incluso a altos niveles de exposición.
Cuando escuchamos "se ha encontrado presencia de material plástico en la orina de personas", es normal que nos preocupemos. ¿Qué significa esto en realidad? Si está en la orina, es que lo hemos eliminado.
Nos falta una palabra que añadir al miedo: “disruptor endocrino”, que ya suena mal. Hablamos de más de 800 sustancias identificadas como tal por la OMS, pero parece que sólo se oye hablar del Bisfenol A.
¿Qué es el Bisfenol A?
Es un compuesto utilizado en combinación con otras sustancias para la fabricación de plástico de policarbonato y otras resinas. Este plástico está autorizado para el uso en contacto con alimentos siempre que se cumplan las normativas apropiadas.
Todos los materiales en contacto con los alimentos y cualquier sustancia susceptible de ser incluida en un alimento es analizado y revisado por las autoridades europeas en seguridad alimentaria (EFSA) de forma independiente y basada siempre en estudios fiables.
El Bisfenol A se ha revisado en 2006, 2008, 2009, 2010, 2011, 2015, y este año, 2023. Ahí es nada. Algunos estudios indican que el Bisfenol se metaboliza y cambia a otra sustancia que no es disruptora endocrina y se elimina por la orina. En 2015 la EFSA consiguió de forma temporal la ingesta tolerable a 4 microgramos/kg/día. En abril de este mismo año, se ha publicado una reevaluación que reduce aún más la Ingesta diaria Tolerable respecto a la anterior.
Ahora que la EFSA ha vuelto a revisar, propone disminuir aún más este valor dejándolo en 0,02 nanogramos/kg/día. 2 mil millonésimas de gramo por kilo al día. Esto sustituye al dato anterior siendo 20000 veces menor. Estos datos son los propuestos para que el Bisfenol A no tenga ningún efecto a lo largo de toda nuestra vida.
Esta nueva propuesta de límites máximos viene alentada por el principio de precaución ya que en estudios en animales (no en humanos), parece que aumenta el número de un tipo de glóbulos blancos (células T-helper) que, si se encuentran en valores altos , podrían estar relacionados con el desarrollo de inflamación pulmonar alérgica.
¿Dónde encontramos este material?
En envases para niños, biberones, vasos… hace 10 años que está retirado. En el resto de envases como tupper o botellas de plástico, tienen que ajustarse a los nuevos márgenes permitidos.
Lo que sí es importante es usar los envases para lo que son y siempre con las indicaciones del fabricante, no lavar o ponerlo en el microondas, no reutilizar si no lo especifica o no poner zumo en una botella de agua porque no tiene por qué estar analizada la posible migración de material si el líquido es ácido.
¿Corremos peligro?
Un peligro es “sólo” una amenaza. En este caso deberíamos tener en cuenta el riesgo. Es decir: un peligro es que haya una tormenta, un riesgo es colocarnos debajo de un árbol.
Si lo que queremos es analizar si estamos en riesgo, debemos conocer a la cantidad de Bisfenol A al que estamos expuestos, analizar el tiempo durante el que estamos expuestos y nuestras propias condiciones (si es un bebé, un feto, un niño, un anciano …). En este caso, se prefiere reducir (aún más) la cantidad a la que estamos expuestos para tener (aún más) seguridad.
¿Hemos estado en riesgo?
No, aunque no se puede negar que con los nuevos datos la ingesta pasará a valores más altos. El valor máximo expuesto al que podemos estar está por encima de las nuevas recomendaciones, pero es que ya antes era muy bajo. Tenemos mejores métodos de análisis, más precisos y concretos, y siempre que se pueda eliminar la exposición a algo que no queremos: es necesario hacerlo.
Que algo se revise y se ponga un límite menor significa que el sistema está funcionando, no olvidemos que hablamos de pasar de 0,000004 a 0,0000000002 gramos por kilo al día. La diferencia es enorme… para quien tiene que corregirla, pero nuestro nivel de seguridad ya estaba garantizado.
Con el tabaco y el alcohol estamos expuestos a valores mucho más elevados de sustancias tóxicas, pero lo tenemos más naturalizado. Nos da más miedo lo que no vemos día a día.
En muchas ocasiones nos alarmamos por los titulares o extractos que leemos, más aún cuando habla de temas tan serios como la salud. Sí, el bisfenol es algo que se debe controlar, la industria debe hacerlo, en nuestra mano está únicamente en usar los envases para lo que son y, si es posible, evitarlos, pero más por conciencia ambiental que por miedo.