Barcos hundidos y cuevas submarinas, los secretos que esconde la Costa Cálida de Murcia
Recorremos lagos escondidos entre las rocas y uno de los mayores cementerios de barcos de todo el Mediterráneo, donde, hoy, los pecios de viejos navíos torpedeados en la I y la II Guerra Mundial sirven para favorecer la vida marina.
La Costa Cálida es el nombre turístico que reciben los aproximadamente 250 km de litoral mediterráneo de la Región de Murcia. Un destino vacacional de sol y playa que, a sus bondades climáticas, suma innumerables encantos para todos los gustos.
Desde su rico legado histórico, fruto del asentamiento de numerosas culturas y civilizaciones, pasando por una gastronomía excelsa y un paisaje lleno de contrastes dominado por influencias europeas y norteafricanas, este rincón del Mare Nostrum es ideal para abandonarse a los placeres sencillos.
En la Costa Cálida se puede ser feliz disfrutando de una cerveza helada y una marinera (tapa de ensaladilla rusa sobre una rosquilla y coronada por una anchoa) en alguno de los chiringuitos que salpican sus playas de arena dorada, o perdiéndose en alguna de sus recónditas calas vírgenes.
Pero hay otros tesoros a los que sólo se puede acceder sumergiéndose bajo sus aguas cristalinas. Cogemos gafas, tubo y aletas, y nos aventuramos a desvelar los secretos submarinos que esconde.
Cementerio de barcos hundidos
Desde la antigüedad, el tramo de costa levantina de la Región de Murcia ha sido un referente para la navegación. Situada en un lugar estratégico del Mediterráneo, ha servido como punto de referencia para rutas comerciales marítimas, y también ha sido escenario de diversas batallas navales a lo largo de los siglos.
Además, barreras naturales extremadamente peligrosas para la navegación, como las montañas submarinas Islas Hormigas, han resultado también una trampa mortal para numerosos buques de gran calado.
Por ello, los fondos marinos de la Costa Cálida se han convertido en uno de los cementerios de barcos hundidos más importantes del Mediterráneo, la mayoría de ellos víctimas de los implacables submarinos alemanes durante las dos guerras mundiales.
Poco a poco, la vida marina ha ido colonizando los restos de este extraordinario patrimonio sumergido hasta convertirlos en arrecifes artificiales beneficiosos para la proliferación de especies, e ideales para los amantes del buceo y los buscadores de pecios.
La Manga, San Javier (Isla Grosa)
A unas 3,5 millas en mar abierto, desde el Puerto Tomás Maestre en La Manga del Mar Menor, se encuentran los restos de 'El Carbonero' (S.S. Thordisa) y 'El Cobre' (S.S. Doris). Se trata de dos vapores italianos, de 120 y 104 metros de eslora, respectivamente, que fueron objetivos del submarino alemán U-35 en la Primera Guerra Mundial.
Frente a las costas de La Manga, entre bogas, caballas, corvinas, langostas, congrios y brótolas, también descansan 'Ulla' y 'Turia', dos dragaminas hundidos por la Armada Española en 1999; y 'El Azufre' (S.S. Francoli), un carguero de vapor y vela, con 72 metros de eslora, sumergido en 1918.
Cabo de Palos, Cartagena (Islas Hormigas)
Uno de los pecios más espectaculares de la zona es el 'Stanfield', un carguero mercante inglés, a vapor, de 120 metros de eslora, que naufragó en junio de 1916 en las proximidades de Islas Hormigas tras el impacto de un torpedo alemán, cuando transportaba un cargamento de carbón para el ejercito italiano.
También destaca por su trágica historia 'El Sirio', un trasatlántico de bandera italiana que protagonizó el mayor accidente de la navegación civil ocurrido en las costas españolas. Se hundió en 1906 al encallar en el Bajo de Fuera, frente a Cabo de Palos.
En esta reserva marina, también se encuentra el 'Isla Gomera', conocido popularmente como 'Naranjito'. En abril de 1943 el barco salió de Cartagena rumbo a Barcelona transportando un cargamento de naranjas.
Testigos del accidente informaron de que iba ligeramente escorado. La mar picada provocó un desplazamiento de la carga que le hizo hundirse rápidamente a menos de una milla del puerto de Cabo de Palos.
Mazarrón y Cartagena
En la costa mazarronera se hallan los restos de dos barcos fenicios. Uno de ellos, excepcionalmente bien conservado, es uno de los hallazgos más importantes de la arqueología submarina en las costas españolas y una fuente de información impagable sobre las técnicas de navegación de este pueblo de comerciantes.
Allí también se encuentra el 'Nalón', otro dragaminas de la Armada hundido en 1999. En el vecino municipio de Cartagena se hallan sumergidos los restos del remolcador CBA y de la cabina de un avión militar británico, el Harrier Jump Jet.
Las cuevas submarinas más espectaculares
Otro modo de disfrutar bajo el agua de la complejidad del ecosistema mediterráneo y de impresionantes formaciones geológicas, es bucear por estas bellísimas cuevas submarinas.
Cueva del Lago, Reserva de Cabo Tiñoso, La Azohía
Con una profundidad de 3-12, la cueva conduce a un lago de agua salobre interior de más de 70 metros de largo. Tras él, se encuentra una gran bóveda de más de 42000 m³ y de 80 metros de largo de calizas azules y marrones, una de las más grandes de la Costa Cálida.
Como aliciente, en el entorno Cabo Tiñoso es frecuente encontrar delfines mulares, cetáceos y tortugas marinas.
Cueva Neptuno, El Portús, Cartagena
Entre la playa del Portús y Cala Aguilar, en el interior del Cabezo de la Aguja, en la Sierra de la Muela (Cartagena) se oculta esta cueva solo accesible por mar y buceando con botella. Esta verdadera joya geológica también oculta un paradisíaco lago azul en su interior.
Cuando el mar se encuentra sereno, es posible diferenciar el agua salada de la dulce debido a los cambios de temperatura.
Cueva del Agua, Isla Plana, Cartagena
Situada en un conjunto de cavidades pertenecientes al Cabezo de Hornos, presume de tener una de las redes hidrotermales activas más largas de España. Pero, ojo, solo está recomendada para buceadores muy experimentados, ya que cuenta con un desnivel de -34 metros.
Cueva de la Virgen de Calabardina, Águilas
Con una profundidad de 25 metros, es una cueva sencilla y sin corrientes. En ella pueden contemplarse tres pecios: la cola de una avioneta y los restos de los barcos ‘Ana María’ y ‘Nueva Mi Teresa’.
Esta cueva fue escenario de la película “La Carta Esférica”, basada en la novela homónima del escritor cartagenero Arturo Pérez Reverte.