Banco Mundial de Semillas de Svalbard o la bóveda del fin del mundo: un banco genético y último recurso de la humanidad
La humanidad cuenta con un 'Plan B' en el caso de que conflictos bélicos o desastres naturales pongan en riesgo la seguridad alimentaria de cualquier país. Una verdadera caja fuerte situada cerca de las gélidas aguas del mar Glacial Ártico.
En 2015, el banco de semillas que Siria tenía en su ciudad más poblada, Alepo, sufrió severos daños durante la guerra civil que se desató en el país árabe hace más de una década. Lo que pudo haber sido un duro golpe para su soberanía alimentaria, encontró soluciones a 5000 kilómetros de distancia.
Y es que el mundo cuenta con una red de seguridad para la agricultura global. Un "Plan B" que se pone en marcha en el caso de que un banco de semillas regional pierda su colección, ya sea por un conflicto bélico, como en Siria, por un desastre natural, o por fallos en los sistemas de conservación.
Unos 2.500 millones de semillas, aportadas por más de un millar de instituciones de casi todos los países del mundo, se guardan a buen recaudo en una auténtica fortaleza específicamente diseñada para proteger un recurso vital: nuestra capacidad para cultivar alimentos.
Una caja fuerte para la biodiversidad
Junto a las gélidas aguas del mar Glacial Ártico, en una remota isla del archipiélago de Svalbard (Noruega), a poco más de 1.300 kilómetros del Polo Norte, se sitúa el Banco Mundial de Semillas de Svalbard.
Se trata de una obra maestra de la ingeniería, fruto del esfuerzo y la colaboración global, cuyo objetivo es proteger las semillas de los cultivos que alimentan a la humanidad.
Inaugurado en 2008, este depósito también conocido como la Bóveda Global de Semillas o Bóveda del Fin del Mundo, es, sin duda, un recurso estratégico vital y un símbolo de esperanza frente a los desafíos que suponen el cambio climático, los conflictos bélicos y las catástrofes naturales.
¿En qué consiste la bóveda de semillas?
La biodiversidad de los cultivos es esencial para la adaptación de la agricultura a condiciones climatológicas y biológicas cambiantes, como temperaturas extremas, sequías o la aparición de nuevas plagas y enfermedades.
De hecho, las que se perdieron en Alepo pertenecían a 148.000 variedades adaptadas a zonas áridas, pero el conflicto hizo que el almacén quedase devastado. Afortunadamente, se habían enviado al banco de Svalbard duplicados de un 80% de las muestras.
Hoy en día, factores antropogénicos como la urbanización, la industrialización agrícola o el calentamiento global están poniendo en peligro esa diversidad. Hasta el punto de que, cada año, desparecen unas tres especies de plantas que producen semillas. Un ritmo de extinción 500 veces más alto de lo que debería ocurrir naturalmente.
Por eso, el Banco Mundial de Semillas de Svalbard y la implicación de gobiernos e instituciones, es esencial para ofrecer soluciones sostenibles para las generaciones venideras.
Un búnquer en pleno Ártico
La Bóveda Global de Semillas está situada dentro de una montaña en la isla noruega de Spitsbergen. Su permafrost natural actúa como una capa protectora adicional para mantener las semillas a bajas temperaturas, incluso en caso de avería de los sistemas de refrigeración.
Pero, además, esta ubicación fue cuidadosamente elegida por otras importantes razones de peso, como la neutralidad política de Noruega, la estabilidad geológica de la región o la ausencia de actividad sísmica significativa.
El diseño de la bóveda es, sin duda, impresionante. La entrada, un estrecho pasillo iluminado por un arte luminoso, da paso a un sistema de túneles que conducen a las cámaras de almacenamiento.
Las semillas (unas 500 por especie) se almacenan en estantes dentro de paquetes sellados, en condiciones de unos -18 °C, una temperatura óptima para su conservación, que está garantizada incluso si falla el suministro de electricidad.
Colaboración global
El Banco Mundial de Semillas de Svalbard está gestionado por el gobierno noruego, el Centro Nórdico de Recursos Genéticos (NordGen) y el Global Crop Diversity Trust (Crop Trust).
La bóveda es una instalación de uso global, sin fines políticos o comerciales. Cualquier país del mundo puede enviar semillas para su almacenamiento, y cada muestra permanece bajo la propiedad de la institución donante.
Actualmente, contiene semillas de más de 1.700 instituciones provenientes de casi todos los países del mundo. Entre las variedades conservadas se encuentran cultivos esenciales como trigo, arroz, maíz y sorgo, aunque también las de plantas menos comunes pero que podrían ser clave en el futuro para la investigación genética.
Para ello, la bóveda deberá superar sus propios desafíos producidos por el calentamiento global. Y es que, en 2017, las temperaturas inusualmente altas en el Ártico causaron el deshielo del permafrost cercano, lo que provocó una leve infiltración de agua en sus túneles exteriores.
El incidente no afectó a las semillas, pero sirvió como recordatorio de la necesidad de monitorear y adaptar la infraestructura al cambio climático para preservar la que es la caja fuerte más importante para la humanidad.