Australia se abrasa, con olas de calor inusuales y 'tormentas ígneas'

Olas de calor intensas, en algunas regiones sin precedentes, se ceban con Australia en este mes de diciembre y favorecen la proliferación de enormes incendios forestales. Tras registrar el día más cálido desde que tienen registros, se preparan para nuevos episodios de calor extremo.

Pirocúmulo
Incendio colosal en las 'Montañas Azules' de Australia, con un enorme pirocúmulo. Esas nubes pueden generar tormentas.

Diciembre es el mes en el que se asienta el invierno en el hemisferio norte. Por el contrario, en el sur estos días están teniendo el mayor número de horas de Sol del año y el verano empieza a ganar protagonismo poco a poco. Sin embargo, donde no ha pasado desapercibida la entrada del verano meteorológico ha sido en Australia. Una sucesión de olas de calor y una estación inusualmente seca en extensas áreas boscosas del sureste del país llevan condicionando la situación meteorológica desde noviembre, alterando significativamente el día a día de muchas personas y favoreciendo la proliferación de incendios forestales gigantescos.

Australia es, a efectos climáticos, todo un continente con una gran variedad climática. En buena parte del territorio y especialmente en las zonas desérticas del interior, el rigor estival no es desconocido ni coge de sorpresa, alcanzándose temperaturas a menudo por encima de los 40ºC o incluso 45ºC en extensas zonas durante las olas de calor que suelen producirse entre los meses de noviembre y marzo. Aunque está rodeada de océano, Australia genera sus propias olas de calor; la intensísima radiación solar y la ausencia casi total de nubes en esta época del año favorece el progresivo calentamiento de la masa de aire local. Efecto muy similar al que ocurre en el Sahara en verano o incluso en la propia Península Ibérica a mucha menor escala.

Este año el calor es de récord

Sin embargo, este año algo “no va bien”. Desde noviembre las olas de calor se están sucediendo con intensidades cada vez más extraordinarias. Tal es la magnitud de estos episodios de altas temperaturas que el pasado 16 de diciembre fue el día más cálido jamás registrado en el país, con una temperatura media de 40.9 ºC, superando el anterior récord de 40.3 ºC registrado el 7 de enero de 2013. El hecho de que el récord se haya batido en las primeras semanas de verano meteorológico hace aún más extraordinario el registro.

No parece que esta situación vaya a remitir a corto plazo. Las previsiones nuevamente apuntan a que los próximos días las temperaturas seguirán muy por encima de 45ºC en el interior, y esa masa de aire tórrido seguirá inusualmente desplazada hacia zonas de costa del sur del País, afectando con severidad a Nueva Gales del Sur, una región muy castigada estas últimas semanas por las altas temperaturas.

Incendios forestales imparables y extraordinarios

Un peligro añadido son los incendios forestales, que desde el mes de noviembre han tenido una actividad extraordinaria. Los incendios tampoco son una novedad en Australia, donde los grandes bosques expuestos a las altas temperaturas y fuertes brisas estivales suponen un caldo de cultivo realmente eficiente. Este año la virulencia de los incendios ha llegado a límites extremos.

En los últimos 4 meses han ardido 3,7 millones de hectáreas, más de 2000 edificaciones han resultado dañadas o destruidas y 8 personas han perdido la vida. La mayoría de estas incidencias han tenido lugar durante noviembre y esta primera quincena de diciembre, afectando especialmente a Nueva Gales del Sur. En esta región destaca el fuego que hace unas semanas afectó a buena parte del Parque Nacional Wollemi y sus inmediaciones, calcinando 257.000 hectáreas.

Muchos de estos incendios han evolucionado hacia lo que se conoce como “fuego eruptivo” o “tormenta ígnea”. Este fenómeno se produce cuando el incendio y la atmósfera interaccionan formando una enorme y estable corriente convectiva, semejante a una tormenta local, que genera bajas presiones en superficie. El aire circundante se acelera para rellenar esta baja presión y en el proceso aporta oxígeno al incendio. Este proceso se repite hasta que los vientos llegan a ser muy fuertes o huracanados. Cuando esto sucede, el incendio puede llegar a propagarse a más de 100 km/h y la temperatura del aire que lo rodea puede exceder los 1000 ºC.

Tanto el calor como los incendios son una importante amenaza en Australia, y años como este, en los que las consecuencias y las cifras de daños alcanzan valores desconocidos suponen una evidencia de que el problema se está agravando en un país más poblado y también más caliente. En el último medio siglo la temperatura ha ascendido más de 1ºC en buena parte del territorio y cabe esperar que una continuidad de esa tendencia favorezca episodios de calor cada vez más frecuentes, y con ellos virulentas temporadas de incendios.