Aumentan los retrasos en los vuelos por el tiempo extremo y cada vez será peor, según los expertos de la industria
Los eventos meteorológicos extremos son cada vez más frecuentes, severos e impredecibles, y aumentan las demoras en los vuelos. Se esperan más retrasos por el cambio climático.
El 69 % de los retrasos en los vuelos en los Estados Unidos se deben a las condiciones meteorológicas, lo que cuesta a los pasajeros y al sector de la aviación unos 30000 millones de dólares al año, según la Administración Federal de Aviación (FAA).
En Europa, de los 10 millones de vuelos en la región en 2023 hubo casi un 30 % que fueron demorados por meteorología. En ese año, sólo el costo de las demoras por meteorología en vuelo fue superior a mil millones de euros.
El cambio observado en los patrones climáticos globales está impactando de manera directa en las operaciones de las aerolíneas, amenazando seriamente a la industria.
El tráfico aéreo, cada vez más afectado por la meteo
En un reciente informe, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA - International Air Transport Association) indico que las tendencias recientes en los retrasos en la gestión del flujo del tráfico aéreo (ATFM - Air Traffic Flow Management) en Europa se han visto muy influenciadas por los eventos meteorológicos extremos.
Seguramente habrás sufrido un retraso ATFM alguna vez (es la diferencia entre la última hora de despegue solicitada por el operador aéreo y la hora de despegue dada por el control de vuelo). Es que cuando hay falta de capacidad en áreas específicas del espacio aéreo, se pide a los aviones que retrasen su despegue varios minutos o que modifiquen ligeramente sus trayectorias de vuelo.
El retraso medio más corto relacionado con las condiciones meteorológicas en todo el espacio aéreo cubierto por Eurocontrol, la Organización Europea para la Seguridad de la Navegación Aérea, se observó en 2020, cuando la Covid-19 provocó unos volúmenes de tráfico tan bajos que había suficiente capacidad en el espacio aéreo para absorber cualquier perturbación en el flujo del tráfico aéreo.
Una tendencia en aumento
Pero la tendencia del aumento en los retrasos por vuelo data de varios años. Por ejemplo, en Europa en 2011 el retraso promedio por vuelo era de 0,13 minutos, comparados con los 0,54 minutos de retraso de 2023. En total, en 2023 hubo casi 5,4 millones de minutos, o 90000 horas de retrasos en los vuelos sobre Europa el año pasado.
Si bien el retraso promedio por vuelo es bajo, los vuelos afectados por el clima son relativamente pocos en el total: del 11 % en 2012 pasaron a ser de casi el 30 % en 2023. Pero estos datos no consideran los retrasos relacionados con el clima a nivel de aeropuerto, los que tienen impactos operativos y de costos significativos tanto para los pasajeros como para las aerolíneas.
La mayoría de estas demoras estuvieron relacionadas con que 2023 fue un año extremadamente caluroso, con reportes de granizo y lluvias intensas que aumentaron un 18 % en comparación con 2022. Pero no sólo hubo más reportes de granizo en 2023, sino que este fue más grande y más disruptivo, según el Laboratorio Europeo de Tormentas Severas.
Volar en tiempos de cambio (climático)
La tendencia general de un mundo en calentamiento pondrá a prueba la aviación. Las olas de calor repentinas pueden dañar la infraestructura de los aeródromos, en particular de las pistas. Además, con las altas temperaturas el aire es menos denso y en consecuencia, las aeronaves necesitan más pista para despegar.
Una atmósfera más cálida, implica que el aire puede contener más humedad, el combustible que necesitan las tormentas para desarrollarse. Y no sólo los aguaceros son el problema de las tormentas: también lo son los rayos. Si los rayos caen cerca del aeropuerto, esto obliga a suspender las actividades de asistencia en tierra a aeronaves (carga de combustible, mantenimiento, manejo de equipaje, entre otros). Entonces, más tormentas eléctricas debido a temperaturas más cálidas, provocarán más retrasos.
El cambio climático también está vinculado a los incendios: su humo reduce la visibilidad en tierra, y las partículas de humo y cenizas afectan los sistemas avanzados de navegación de un avión, haciendo que sea necesaria una mayor distancia entre los aviones a medida que aterrizan.
Los cambios en los patrones del viento, en especial de las corrientes en chorro, también pueden alterar la duración de los vuelos, necesitándose más combustible. O generar turbulencias inesperadas por cambios de velocidad y dirección entre el aire cerca del suelo y en mayores elevaciones. Y las turbulencias son responsables de cerca del 30 % de las lesiones en vuelo, según la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de EE. UU.
Si no se establecen acciones de mitigación y adaptación de manera urgente, las demoras serán cada vez más frecuentes, y esto impactará en los pasajeros, las aerolíneas y el ambiente.