Las aguas que bañan nuestro país muestran ahora temperaturas desorbitadas
En pleno invierno y apenas cinco días después del comienzo de 2023, las temperaturas superficiales de nuestras aguas no consiguen refrigerarse: volvemos a las fatídicas anomalías cálidas del pasado verano.
Ni siquiera el invierno está siendo suficiente para refrescar las aguas que bañan nuestro país, que muestran valores entre 5 y 6 ºC por encima de lo normal en estas fechas. Esta asombrosa situación nos recuerda al ya lejano verano, cuando las intensas y extensas olas de calor durante los meses de junio, julio y agosto propiciaron altas temperaturas en el mar Mediterráneo, en el que los registros oscilaron entre los 26 y 27 ºC.
Las altas temperaturas del verano no solo golpearon al mar Mediterráneo, con varios récords absolutos, también afectaron de manera notable a la costa atlántica. El mar Cantábrico y el océano Atlántico en los alrededores de Canarias superaron valores históricos en diversas estaciones. Pues bien, ahora en pleno invierno y con el descenso térmico que le concierne, tampoco se ha conseguido que las temperaturas de nuetras superficies marinas regresen a sus valores normales.
El mar, reflejo de la atmosféra
El problema de las altas temperaturas en nuestras aguas reside en las atípicas temperaturas atmosféricas que estamos sufriendo desde el comienzo del invierno astronómico.Estas navidades, como todos hemos podido observar, no están siendo frías en nuestro país.
Las temperaturas, pese al pequeño descenso que pudieron experimentar en Nochebuena, se han mantenido en valores altos para la época del año, especialmente las mínimas. Situación que no espera grandes cambios para lo que resta de enero. Según las predicciones, el primer mes del 2023 será de nuevo, un mes más caluroso de lo habitual en todo el país.
Nuestros mares asombran
Como ya hemos venido "spoileando" hace rato, un claro aumento de las temperaturas atmósfericas provoca un incremento de nuestras aguas pero, ¿cómo? Nuestros océanos y mares, aparte de ejercer un gran papel como reguladores del clima, absorben, de manera muy eficiente, la radiación solar incidente.
Entonces, la radición solar y el aumento de la temperatura del aire son, por tanto, los principales responsables de calentar los primeros centímetros de la capa superficial.
Diferentes flujos como el intercambio de calor atmósfera-océano mediante la evaporación, precipitación, calentamiendo atmosférico y la propia circulación oceánica son algunos de los muchos factores que determinan la temperatura de las masas de aguas.
Pues bien, yendo a valores contretos y con datos reales a partir de boyas de Puertos del Estado, vamos a comparar temperaturas de las medias mensuales de la superficie del mar de diciembre de 2022 en Cádiz, Valencia, Gran Canaria y Galicia con los años 2017 y 2011.
Boyas | Temparatura diciembre 2022 | Temparatura diciembre 2017 | Temparatura diciembre 2011 |
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Golfo de Cádiz | 18,82 ºC | 18,33 ºC | 17,63 ºC |
Valencia | 16,97 ºC | 17,87 ºC | 16,86 ºC |
Gran Canaria | 21,89 ºC | 20,61 ºC | - |
Estaca de Bares (Galicia) | 15,10 ºC | 14,39 ºC | 14,20 ºC |
Con esto queda más que desmotrado que a consecuencia del incremento de las temperaturas atmósfericas globales, nuestros mares y océanos se están calentando vertiginosamente durante las últimas decádas.
¿Mares más cálidos?
Un incremento de la temperatura de nuestras aguas provoca varios fenómenos encadenados que son bastante perjudiciales tanto para nosotros, los humanos, como para todos los seres vivos que lo habitan.
Aumento del nivel del mar
Si el agua se calienta, se expande y aumenta su nivel. Además, debemos añadir que, un aumento de las temperaturas provoca el deshielo de grandes masas heladas propiciando un incremento en el nivel del mar. La suma de estos dos factores ha provocado un ascenso de 23 centímetros desde 1880. Todo ello, provoca inundaciones de hábitats costeros y erosiona el litoral contribuyendo a la pérdida de grandes ecosistemas marinos.
Proliferacion de fenómenos meteorológicos
Si la temperatura del mar se eleva, el mar obtiene una mayor cantidad de energía y con ello se consigue una mayor evaporación. Todo ello aporta cantidades ingentes de humedad a la atmósfera que facilita y favorece la proliferación e intensifación de tormentas, ciclones e incluso huracanes.