Sí, un asteroide podría ser un Evento Ligado a la Extinción (ELE)
Un ELE es un suceso puntual e inesperado que provoca, ya sea por su acción directa o por los efectos causados, la desaparición de una o más especies. Aunque nuestra imaginación rápidamente lo asocia a extinciones masivas provocadas por asteroides, también los humanos somos causantes de situaciones así.
Debido al cine y a la literatura de ficción, rápidamente asociamos un Evento Ligado a la Extinción (ELE) con cataclismos mundiales, bien provocados por elementos de nuestro propio planeta, como los supervolcanes o bien por elementos del espacio, como los asteroides. Recordemos películas como “Al este de Java” de 1969, que se desarrolla en la erupción del Krakatoa, una de las más violentas de la historia reciente o “Deep Impact” de 1998, cuando un cometa es el encargado de producir la hecatombe.
Pero hay otros sucesos, menos llamativos para la realización de películas o de libros, que también se pueden considerar un ELE, ya que a mucha menor escala también son capaces de provocar la extinción de una o de varias especies.
¿Cuáles pueden ser los Eventos Ligados a la Extinción?
Son muchas las situaciones que pueden provocar algo tan dramático como la pérdida de especies dentro de la Biodiversidad de nuestro planeta. Algunas son propias de la Tierra, como pueden ser “mutaciones” que provoquen el surgimiento de un nuevo patógeno, que a su vez cause una epidemia o una pandemia especialmente virulenta, hasta el punto de terminar con alguna especie endémica de la región afectada.
El ser humano ha provocado y está provocando un ELE a nivel planetario, al tratarse de una “especie invasora” con su llegada a rincones inexplorados de la Tierra y competir por el espacio vital con mejores armas contra las especies ya existentes. Uno de los ejemplos más representativos fue la extinción del Dodo, ave no voladora de la isla Mauricio, en el océano Índico, que no pudo adaptarse a la llegada de los colonos europeos y la nueva fauna que llevaron consigo.
También de nuestro planeta serían los cambios climáticos, debidos a un calentamiento global o a una glaciación, aunque serían modificaciones más paulatinas que las anteriores, con la posibilidad de la adaptación, pero al ser casi globales afectarían a un mayor número especies. En este tipo de ELE podríamos incluir a los supervolcanes, que podrían provocar lo que se llama invierno volcánico, con una reducción de la temperatura a nivel global motivada por la presencia en la atmósfera de la ceniza volcánica que obstaculizaría el paso de los rayos del Sol.
Meteoroides, cometas y asteroides
Provenientes de fuera de la Tierra tenemos el posible impacto de algún cuerpo del espacio. Sabemos que la atmósfera de nuestro planeta nos protege de la lluvia continua del polvo cósmico y de los meteoroides, que son los cuerpos menores del sistema solar, que no superan el máximo de 5 metros de diámetro. Cuando ingresan en la atmósfera terrestre y se desintegran dan lugar a un fenómeno de luz conocido popularmente como “estrella fugaz” y que sí alcanzan la superficie terrestre reciben el nombre de meteorito.
En un nivel superior de tamaño se encuentran los cometas, constituidos por polvo, hielo y rocas, con un tamaño mayor, pero que suele ser difícil de catalogar porque sus órbitas suelen estar muy alejadas de nosotros y cuando se aproximan al Sol, formando su típica cabellera, es complicada la medición, aunque se han llegado a observar comentas con un radio de hasta 30 kilómetros.
Y finalmente nos encontramos con los asteroides, que son cuerpos celestes formados por rocas, polvo y metales, con un tamaño comprendido entre los meteoroides y los planetas enanos. En la actualidad hay contabilizados varios cientos de miles, la mayoría situados en el cinturón de asteroides, zona comprendida entre las órbitas de los planetas Marte y Júpiter, otros más allá de la órbita de Neptuno y el resto cruzando las órbitas de los planetas hacia el interior del Sistema Solar. Cuando uno de estos cuerpos celestes atraviesa nuestra atmósfera produce una luz muy brillante, mucho más que en el caso de los meteoroides, recibiendo el nombre de “bola de fuego o bólido”, que si llegase a impactar también sería llamado meteorito, que según su tamaño sí podría causar cuantiosos daños.
¡Nos visitan cientos de asteroides!
Y precisamente uno de estos cuerpos celestes es el que nos ha visitado recientemente, se trata del nuevo asteroide bautizado con el nombre de 2022 AC4 y que este martes pasó a una distancia de “tan solo” 92.750 km del centro de nuestro planeta, que dentro de las medidas astronómicas podemos considerar que es muy cerca. Por ejemplo, recordemos que la distancia Tierra Luna son unos 384.000 km, así que pasó solamente al 24% de esa distancia.
De momento no debemos asustarnos, en los 13 primeros días que llevamos de este año ya nos han visitado más de diez asteroides. Durante 2021 tuvimos la visita de un total de 145 asteroides. El 2022 AC4, descubierto solo dos días antes de su aproximación, es el asteroide de mayor tamaño, entre 4 y 10 metros de diámetro y que más cerca ha estado de nosotros en lo que llevamos de año. Si consideramos el 2021 también estaría entre los mayores y los más próximos.
De todas maneras, hay equipos de vigilancia continua de los posibles objetos cercanos a nuestro planeta, uno de los más importantes es de la NASA y pertenece al Laboratorio de Propulsión a Chorro, recibiendo el nombre de Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS, en sus siglas en inglés). La mayoría de estos asteroides tiene órbitas que no los acercan mucho a nuestro planeta, pero una pequeña fracción de ellos, los llamados asteroides potencialmente peligrosos, requieren más atención, tanto por su tamaño, mayor de 140 metros, como por su posible acercamiento orbital.