Así son las casas-clavo, los símbolos de resistencia frente al avance económico en China

En medio del imparable crecimiento urbano de China, algunas viviendas se han convertido en símbolos de resistencia. Unas casas que desafían a las promotoras y permanecen en pie, rodeadas de rascacielos y autopistas.

Casa-clavo en autopista
Ejemplo de una edificación de tres pisos solitaria en medio de una carretera en Luoyang, provincia de Henan, fechada en mayo de 2016. Su dueño rechazó toda las ofertas de compensación. Fuente: Euronews

Todos tenemos en mente cómo es un país como China, donde cada vez abundan más los enormes rascacielos y autopistas futuristas. Lo curioso es que en medio de todo ese universo existen pequeñas anomalías que desafían la lógica del desarrollo inmobiliario. Aisladas en medio de carreteras o rodeadas de grúas y escombros, existen unas estructuras que parecen estar fuera de lugar, vestigios de un pasado que se niega a desaparecer.

Un símbolo de resistencia contra la economía china

Nos referimos a las conocidas como "casas-clavo" (dingzihu, 钉子房), término que alude a esos clavos rebeldes que se resisten a ser extraídos. Son los hogares de quienes han decidido desafiar la expansión urbanística y las presiones del mercado inmobiliario.

La expresión "casa-clavo" se popularizó en 2007, cuando la historia de Yang Wu y Wu Ping, un matrimonio de Chongqing, captó la atención mundial. Su casa, enclavada en la cima de un montículo de tierra en medio de una excavación, se convirtió en símbolo de resistencia.

Casa-clavo original
Así de aislada quedó la casa del matrimonio Yang tras la presión de una constructora. Finalmente fue demolida en abril de 2007. Fuente: Multido arquitectos.

Mientras los promotores inmobiliarios demolían el resto del vecindario para construir un complejo comercial, Yang y Wu se negaron a abandonar su hogar, exigiendo una compensación justa por su propiedad. Durante dos años, la vivienda permaneció solitaria, con una bandera china ondeando en su tejado, hasta que finalmente llegaron a un acuerdo con las autoridades.

Un movimiento que persiste hoy en día

Lo cierto es que aunque el caso de Chongqing fue el más mediático, no fue el único. Desde entonces, numerosas casas-clavo han aparecido en diferentes ciudades chinas, desafiando a promotores y gobiernos locales. En algunos casos, los propietarios logran acuerdos beneficiosos, mientras que en otros, las autoridades recurren a presiones legales o cortes de servicios para forzar la salida de los inquilinos.

El problema surge debido a la rápida urbanización del país y al sistema de propiedad de la tierra en China, donde los terrenos son propiedad del Estado y sólo pueden ser alquilados a largo plazo. Cuando el gobierno decide reasignar un terreno para un nuevo proyecto, los residentes pueden recibir compensaciones que, muchas veces, consideran insuficientes. Es entonces cuando algunas familias deciden resistir.

Ejemplos famosos de casas-clavo

Uno de los casos más impactantes fue el de una casa en la ciudad de Wenling, Zhejiang, que quedó en medio de una autopista. Los propietarios, tras rechazar las ofertas de compensación, vieron cómo la carretera se construía a su alrededor.

Finalmente, tras mucho tiempo soportando la presión social y mediática, aceptaron mudarse.

Otro ejemplo llamativo ocurrió en Cantón, donde una pequeña tienda de comida quedó atrapada en el centro de una gran avenida. Los dueños continuaron operando mientras los coches pasaban a escasos metros de su puerta, hasta que lograron un acuerdo.

El futuro de este tipo de construcciones

Con el endurecimiento de las leyes de expropiación y el crecimiento imparable de las megaciudades chinas, las casas-clavo son cada vez más raras. Sin embargo, su legado persiste como un recordatorio de la tensión entre el desarrollo económico y los derechos individuales.

Estas viviendas, que desafían la verticalidad del progreso, se han convertido en símbolos de lucha, resistencia y, en algunos casos, de victoria contra las fuerzas del mercado. En un país donde la modernización avanza a una velocidad vertiginosa, las casas-clavo nos recuerdan que, en ocasiones, la historia también se escribe en pequeños gestos de resistencia.