Así es el coipo, el bonito animal que pone en peligro el ecosistema de la península ibérica

Llegó a Cataluña hace décadas, pues su pelaje pardo, duro y largo era bueno para la elaboración de prendas. Años más tarde se ha convertido en una auténtica amenaza para nuestros humedales.

Coipo
Primer plano de un coipo, animal que puede llegar a los 60 cm de alto, con una cola larga, que tiene una longitud aproximada de entre 35 y 45 cm, y que puede pesar entre los 4 a 10 kilos.

Si nunca has oído hablar de él, te contamos que el coipo es un roedor originario de Sudamérica conocido por su apariencia adorable y comportamiento curioso, que aunque puede parecer una animal inofensivo, en los últimos años está provocando un impacto significativo en los ecosistemas de nuestro país, especialmente en Cataluña.

Un gran roedor originario de Sudamérica que está invadiendo Europa

Si te lo encuentras por primera vez, puedes confundirlo con una nutria o un castor, pero en realidad es una especie de roedor foráneo, nativo de regiones como Argentina, Uruguay y Chile.

El coipo fue introducido en Europa y otras partes del mundo debido a la demanda de su pelaje y la curiosidad de algunos coleccionistas privados.

Este curioso animal, también conocido como coipú o rata nutria, tiene un aspecto robusto y un cuerpo cilíndrico cubierto de pelaje denso y cola escamosa, que se adapta perfectamente tanto en tierra como en el agua. De hecho tiene unas membranas natatorias que le permiten ser un excelente nadador. Y no sólo eso, sino que también es un experto constructor de madrigueras, lo que facilita su rápida expansión en hábitats nuevos.

Excava galerías debajo de los campos de casi diez metros de longitud

Aunque inicialmente se introdujo en la península ibérica en la década de los años 70 con fines comerciales, el coipo se ha convertido en una amenaza para los ecosistemas acuáticos. Su alimentación, basada en plantas acuáticas, altera rápidamente los humedales y afecta a especies nativas como aves y peces que dependen de estos hábitats para sobrevivir.

El verdadero problema es que, además de su impacto directo en la vegetación acuática, el coipo también puede propagar enfermedades y parásitos que afectan a la fauna local. Esto crea un desequilibrio en los ecosistemas donde se establece, comprometiendo la biodiversidad y la estabilidad del entorno natural.

Los humedales, su hábitat preferido

Este roedor suele habitar principalmente en entornos acuáticos como humedales, pantanos y ríos, y aunque ocasionalmente puede adaptarse a áreas costeras o aguas salinas, es menos común verlo en esos ambientes.

Lo cierto es que, aunque esta especie empezó a verse principalmente en zonas del Empordà gerundense, empieza ya a ser un problema en muchas partes del norte de España. En los últimos años las poblaciones de coipo han ido avanzando cada vez más hacia el interior de España, estableciéndose en otros ríos de regiones como Navarra.

Asombrosa capacidad para reproducirse

Una de las principales causas de la rápida dispersión del coipo en el territorio es su asombrosa habilidad reproductiva, que le permite engendrar entre cinco y siete crías anualmente. Además, la ausencia casi total de depredadores naturales facilita aún más su expansión sin control. Esta combinación de alta tasa de reproducción y escasa presión de caza ha convertido al coipo en una especie invasora difícil de frenar.