¿Conoces el país que existió entre España y Portugal durante más de siete siglos?
Ha pasado desapercibido en la historia, a pesar de que, en muchos aspectos, sus habitantes fueron unos adelantados a su tiempo. Te contamos la fascinante historia de este enclave y de su Camiño Privilexiado, antigua ruta de contrabandistas y delincuentes.
Pregunta de Trivial para quesito: ¿Qué estados mantuvieron territorios en la Península Ibérica entre los siglos X y XIX? La mayoría de nuestros lectores sabrían identificar rápidamente cuatro de esos cinco países: España, Portugal, Andorra y Reino Unido, propietario de Gibraltar desde el 13 de julio de 1713, cuando fue firmado el Tratado de Utrecht.
Pero, ¿cuál es el quinto y cómo logró mantenerse como un microestado independiente durante más de 700 años, en tierra fronteriza y con poco más de mil habitantes? Esta es la singular y desconocida historia de Coto Mixto (en gallego, Couto Mixto, y en portugués, Couto Misto).
Una microrepública entre dos reinos
Tenemos que remontarnos al siglo X, en la Baja Edad Media, para comprender los orígenes de este enclave de 26,9 km² situado al norte de la sierra de Larouco, en la actual provincia española de Orense, Galicia, y atravesado por la cuenca del río Salas.
El Coto Mixto englobaba los municipios de Santiago de Rubiás (ahora, perteneciente a Calvos de Randín) y de Meaus (hoy en Baltar), ambos gallegos en la actualidad. También una pequeña franja despoblada de lo que ahora forma parte de la localidad portuguesa de Montalegre.
El origen de estas poblaciones está vinculado al castillo de A Picoña. Actualmente, sólo se conservan las bases y el aljibe del que, un día, fuera un importante fuerte defensivo situado estratégicamente en territorio fronterizo.
En el contexto de complejas relaciones entre los señores feudales y con la independencia del Reino de Portugal (año 1139) respecto al de León como principal objeto de confrontación, Couto Mixto, especialmente aislado, logró mantener su autonomía. También crear un sistema de organización social y de Gobierno ciertamente adelantado a su tiempo y más propio de la democracia.
Gobierno, organización y privilegios
Mientras en la Europa medieval el poder estaba en manos de las monarquías feudales, Couto Mixto se constituyó en una república cuyo sistema político se sustentaba en tres alcaldes ("home de acordó") elegidos democráticamente por cada una de las tres villas.
Ellos gestionaban los asuntos locales y resolvían las controversias entre los vecinos sin la necesidad de injerencias externas. La presidencia del Gobierno y máxima autoridad recaía en un juez ('xuiz') que también era votado por los propios vecinos en elecciones que se celebraban cada tres inviernos.
La iglesia de Santiago de Rubiás era la sede del Parlamento y también el lugar donde se almacenaban el tesoro y los documentos oficiales de la nación dentro de un cofre de tres llaves (una por cada alcalde).
En cuanto a la organización social, las relaciones entre sus ciudadanos estaban basadas en la igualdad y la cooperación, lo que era necesario para sobrevivir en una región tan aislada. La lengua utilizada por sus habitantes era la gallega.
Entre los derechos y privilegios más llamativos se encontraba el de asilo, que aprovechaban los huidos de la justicia hispana y lusa, por lo que el territorio era cobijo de delincuentes que podían elegir, según les conviniera, la nacionalidad española o portuguesa.
En Coto Mixto tampoco se hacía el servicio militar (no aportaban soldados a ninguna causa) y sus habitantes podían portar armas. Otros privilegios eran la exención de impuestos, la libertad de cultivos como el tabaco o la de comercio de productos como la sal, que entonces sólo se podía comprar y vender en estancos.
Refugio de delincuentes y contrabandistas
Para poder disfrutar de esta libertad comercial se utilizaba el llamado Camiño Privilexiado, que atravesaba el territorio del Couto Misto y conectaba Rubiás con el municipio portugués de Tourém, y era utilizado para el tránsito de personas y mercancías.
Su condición de vía neutral le otorgaba un estatus especial, por lo que el camino también estaba exento de ciertas regulaciones y aranceles que se aplicaban en otras rutas comerciales.
Por ello, era utilizado por quienes deseaban evitar los impuestos y las restricciones que se aplicaban en otras rutas. Así también constituía una garantía para los contrabandistas. Ni las autoridades españolas ni las portuguesas podían detener a sus usuarios.
Tras la desaparición de los privilegios del Coto Mixto, el Camiño Privilexiado sirvió también durante la dictadura franquista para que los exiliados republicanos pudieran escapar al otro lado de la raya.
El fin de su historia
En 1864, España y Portugal firmaron el Tratado de Lisboa, por el que se fijaron de manera definitiva las fronteras que hoy mantienen ambos países. Fue el fin del único ejemplo de autogobierno local en la historia de la península ibérica.
Tras la disputa por el territorio del Coto Mixto, finalmente, Portugal lo cedió a España a cambio de la soberanía sobre los denominados "pueblos promiscuos". Se trataba de un territorio formado por las localidades de Cambedo (en la actual freguesia de Vilarelho da Raia), Soutelinho da Raia y Lama de Arcos, y que se encontraban en una situación parecida.
En Coto Mixto, los habitantes que quisieron conservar la nacionalidad portuguesa pudieron hacerlo, previa comunicación a las autoridades en virtud del artículo XXVII del Tratado.
Con el paso del tiempo, el Camiño Privilexiado perdió su relevancia y dejó de existir como ruta comercial. De la pequeña república ya sólo queda una estatua de bronce erigida en 2008 en Calvos de Randín en recuerdo de Delfín Modesto Brandón, el último juez que gobernó la minúscula nación hasta 1864.