América se convierte en un gigantesco dipolo de temperaturas extremas
Mientras una de las olas de calor más importantes desde que se tienen registros continúa afectando a zonas del oeste de Estados Unidos y Canadá, tanto los estados del interior como buena parte de América del Sur sufren temperaturas inusualmente frías.
Tal y como se esperaba, la ola de calor que ha afectado al oeste de Norteamérica no sólo no ha pasado desapercibida, sino que probablemente pase a la historia como una de las más singulares registradas hasta la fecha. Sin embargo, podemos caer en el error de creer que en mayor o menor medida el continente americano, o incluso Canadá y Estados Unidos, están sufriendo temperaturas tórridas y no es así. De hecho hay zonas en las que se están rozando récords mensuales de frío. ¿Qué está pasando?
En realidad lo que sucede es que la circulación de vientos en niveles medios está muy ondulada en el hemisferio norte, permitiendo que las masas de aire abandonen con facilidad las latitudes de origen y se desplacen a zonas poco frecuentes. No es un chorro especialmente débil, al menos no para ser verano, lo que facilita que estas ondas estén bien definidas y puedan desplazar grandes masas de aire de forma eficiente.
Esta situación ha dado lugar a un inmenso dipolo de temperaturas en América del Norte. Mientras el norte y noroeste afrontaban temperaturas extremadamente altas, en los estados del sur de Estados Unidos se están registrando valores de temperatura relativamente frescos, hasta el punto de que el mismo Valle de la Muerte, uno de los puntos más cálidos de la Tierra, ha quedado eclipsado por las máximas registradas en Canadá estos días.
Pero este dipolo es aún más espectacular si observamos el continente entero. En América del sur, las temperaturas anormalmente bajas se extienden por todo el interior y ya están batiendo algunas efemérides que, sin llegar al extremo vivido en Canadá, rivalizan con algunos récords mensuales en la región. En el caso del hemisferio sur, en las últimas semanas, las borrascas están adquiriendo gran intensidad debido a un chorro polar inusualmente fuerte y a las anomalías negativas de temperatura que se están registrando en la Antártida. Los desalojos de aire frío que se producen son muy significativos en zonas continentales.
Sin embargo, la ola de calor del norte tiene un origen diferente. La migración de las masas de aire tropical a latitudes más altas no basta para explicar el proceso. Varios factores adicionales muy importantes han sido, por un lado, la elevada insolación de estas fechas, capaz de recalentar y continentalizar una masa de aire cálido sobre una gran extensión de tierra firme; por otro, un importante fenómeno de subsidencia que ha comprimido adiabáticamente el aire ya de por si cálido en niveles medios, haciéndolo descender hasta la superficie. Esta situación podría repetirse estos próximos días agravando y prolongando el episodio de calor extremo en el oeste de Estados Unidos.
¿Veremos estos contrastes en Europa?
Desde luego, a este lado del Atlántico no batiremos récords ni efemérides y mucho menos con eventos de semejante magnitud durante los próximos días. Sin embargo, sí tendremos importantes anomalías, con temperaturas bastante frescas en buena parte de la fachada Atlántica que contrastarán con valores inusualmente altos tanto en el interior, norte y zona mediterránea del continente.
Esta situación será llamativa también en la Península Ibérica, donde las temperaturas se mantendrán varios grados por debajo de los valores medios de un mes de julio en el extremo oeste, mientras que el sureste de la Península podrá experimentar durante los próximos días valores hasta 5 ºC superiores al promedio del mes de julio, dando lugar a un episodio de calor regional significativo.