Algunos de los grandes ríos peninsulares no nacen donde crees
Aunque es algo que memorizamos desde pequeños, algunos de los principales ríos de nuestro país no nacen donde piensas. ¿Dónde lo hacen realmente? ¿Tendremos que cambiar los libros de Geografía? Aquí te lo contamos.
El estudio de los principales ríos peninsulares es algo que se enseña desde el colegio. Sin embargo, algunas de las cosas que aprendiste en las clases de Geografía hoy no son válidas o están desactualizadas, por ejemplo el nacimiento de algunos de los ríos más conocidos. Las imágenes de satélite, la cartografía o las exploraciones hidrogeológicas han cambiado el mapa, y en este artículo repasaremos solo algunos de los casos más conocidos.
El Guadiana, el río que aparece y desaparece
Sin duda, es el ejemplo más fascinante entre los grandes ríos españoles. Hasta hace muy poco, era habitual escuchar que el Guadiana nacía aguas arriba de las lagunas de Ruidera (concretamente en las fuentes del Pinilla), y que unos kilómetros más abajo de la presa de Peñarroya se "escondía", discurriendo de forma subterránea hasta volver a aflorar en los "Ojos del Guadiana". Esta creencia no es nueva, ya que su origen está nada menos que en Plinio el Viejo... ¡hace 2000 años! Todo esto se refleja en el refranero, dando lugar al famoso dicho que reza aquello de "aparecer y desaparecer como el Guadiana".
El nacimiento del Guadiana sigue siendo objeto de debate hoy en día, aunque hidrogeológicamente se acepta mayoritariamente que surge en el paraje de los "Ojos", uno de los puntos de descarga del esquilmado acuífero 23, que recoge el agua que se acaba infiltrando en esta zona de la Mancha, entre ellas la del Guadiana Viejo (así se denomina al principal curso que discurre por las Lagunas de Ruidera).
La sobreexplotación del acuífero ha hecho que el nacimiento del Guadiana se encuentre actualmente unos kilómetros más abajo, muy cerca de las Tablas de Daimiel. Sin embargo, desde Meteored pudimos comprobar recientemente que el agua no mana debido a la sequía, y hay quienes defienden que hay que replantearse el nacimiento del río: algunos defienden el sistema Gigüela-Guadiana, otros señalan que el Bullaque, su afluente, aporta más caudal, y no faltan los comentarios socarrones que afirman que nace en la depuradora de Ciudad Real. Lo que está claro es que si se cumplen las proyecciones climáticas, entre la reducción de las precipitaciones y la sobreexplotación de los acuíferos a la cuenca del Guadiana le espera un futuro muy negro.
El Ebro no nace en Fontibre, ¿dónde entonces?
El del Ebro parece el caso más claro entre los grandes ríos peninsulares. Tradicionalmente, se ha considerado que el Ebro nace en Fontibre (del latín, Fontes Iberis o fuentes del Ebro), muy cerca de Reinosa (Cantabria), pero está demostrado científicamente que esto no es así.
En la surgencia kárstica de Fontibre, que popularmente se asocia al nacimiento, afloran parte de las aguas del río Hijar, que tras recorrer más de 20 kms gran parte de sus aguas se infiltran poco antes de Fontibre, volviendo a aflorar en esta localidad. El Híjar nace en el Pico de los Tres Mares, y nótese que la toponimia nos da una importante pista, ya que parte de las aguas que afloran aquí acaban en el Atlántico, otras en el Cantábrico, y en el caso de las que desaguan en el Mediterráneo tendríamos al mismo Ebro.
Esto ya se sospechaba desde hacía mucho tiempo, y para confirmarlo, en septiembre de 1987 un equipo de especialistas llevó a cabo un experimento en Paracuelles, poco antes de que la mayor parte de las aguas del Híjar "desaparezcan", que consistió en un ensayo de coloración del agua con fluoresceína sódica, echándose al agua del río, que toma inmediatamente un tono verde intenso. Unas 30 horas después, el agua coloreada apareció en el manantial de Fontibre, además con un caudal similar al del Híjar.
Guadalquivires, una polémica que ha ido a más en los últimos años
En 1243, el rey Fernando III, el Santo, estableció por decreto que el Betis (Guadalquivir) nacía en la Cañada de las Fuentes, término municipal de Quesada (Jaén). Geógrafos, geólogos e historiadores señalan que esto se trata de un error histórico, señalando que tanto romanos como árabes no tenían dudas e identificaban la cabecera del río con algunas de las fuentes del Guadiana Menor.
Si atendemos a criterios hidrogeológicos, el río que nace en la sierra de Cazorla realmente sería el afluente. ¿Cuál sería el verdadero nacimiento? Los almerienses de los Vélez defienden que la Cañada de Cañepla es el punto más bajo y más alejado, pero desde la Puebla de Don Fadrique (Granada) señalan que la antigua laguna de Bugéjar puede ser considerada el nacimiento. Sin embargo, quienes aportan mayores argumentos son los habitantes de Huéscar, con el río Bravatas como principal candidato. No falta incluso aquellos que sostienen que el verdadero origen del Guadalquivir se encuentra en Sierra Nevada o en el Guadalimar.
No es un tema baladí, y en los últimos años existe una encarnizada batalla entre estos municipios, e incluso se han llegado a realizar estudios para identificar el verdadero nacimiento del Guadalquivir. No obstante, en 1977 el historiador González Barberán demostró en el libro “Guadalquivires”, que editó la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que técnicamente es el Guadiana Menor el que debe considerarse como cabecera del Guadalquivir, aunque resultaría muy complicado “cambiar letreros” ya asentados por la tradición. De momento, en los libros de Geografía el nacimiento del Guadalquivir se sigue situando en la sierra de Cazorla.