Alerta de devastación en la Amazonia por la llegada del fenómeno de El Niño
Las aguas del Pacífico siguen calentándose de forma anómala, a la espera del fenómeno de El Niño que podría ser devastador en materia de incendios forestales en la selva amazónica. Aquí te lo explicamos.
Mucho se ha hablado ya del fin de La Niña tras tres años consecutivos. También de la actual y pasajera neutralidad climática, con sesgo positivo en relación al calentamiento anómalo de las aguas del océano Pacífico y a la espera de la inminente llegada del fenómeno de El Niño, que podría cambiar por completo el escenario de precipitaciones y temperaturas en todo el planeta.
La NOAA continúa actualizando las proyecciones para la instalación del fenómeno El Niño para la segunda mitad de 2023. Recientemente, la agencia estadounidense indicó que hay un 90% de probabilidad de que esta fase del ENSO vuelva en la próxima mitad de año.
Esto, de alguna manera, encendió otra alerta a los investigadores que reportan el efecto negativo en la Amazonia, que podría verse devastada ante una posible temporada intensa de incendios ante el escenario de deforestación de los últimos meses y los efectos de una sequía severa que podría provocar El Niño.
Se acerca El Niño
La anomalía de la temperatura del agua del océano Pacífico ha mostrado un calentamiento bastante atípico durante algunas semanas. En la porción Niño 1+2 del océano Pacífico Oriental, la temperatura alcanzó los 2,7 °C y generó la expectativa de un posible súper El Niño, que podría provocar efectos más intensos y duraderos, como una sequía en el norte de Brasil, dejando a la Amazonia bajo un gran estrés hídrico y más propensa a los incendios.
Además de los seguimientos de la NOAA y del IRI sobre la instalación de El Niño y sus efectos, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunció una probabilidad del 80 % de ocurrencia de El Niño entre mayo y julio, que se eleva al 90 % entre junio y agosto.
Según el Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas: "acabamos de tener los ocho años más cálidos jamás registrados, aunque hemos tenido un enfriamiento de La Niña en los últimos tres años y esto ha actuado como un freno temporal al aumento de la temperatura global. El desarrollo de un fenómeno de El Niño provocará probablemente un nuevo repunte del calentamiento global y aumentará las posibilidades de batir récords de temperatura".
Devastación en el Amazonas
Además de todos los posibles efectos que ya se han planteado en relación con el fenómeno de El Niño, ya sean positivos o negativos, hay uno muy preocupante que espera Brasil.
Con las altas temperaturas y la transición efectiva de la neutralidad climática a El Niño, hay indicios de devastación en la Amazonia como resultado de una reducción significativa de las precipitaciones y un aumento de los incendios, lo que sería catastrófico para la selva tropical.
La deforestación en la Amazonia lamentablemente no deja de crecer ni con las duras leyes ambientales brasileñas, ni con la transición de gobiernos. Según datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), de agosto de 2022 a abril de 2023, considerando el calendario de deforestación, se talaron alrededor de 6000 kilómetros cuadrados de selva amazónica, además de 1.000 kilómetros cuadrados de área degradada.
Entonces, ¿qué vínculo comparten la deforestación e incendios con la ocurrencia del fenómeno de El Niño? Puede que no lo parezca, pero existe una relación e influencia directa, ya que en los años de El Niño el clima en la Amazonia se vuelve más cálido y seco de lo que ya es con tanta influencia del cambio climático. En definitiva, no sólo en la Amazonia, sino en todo el mundo, los efectos de El Niño se hacen más significativos porque actúan sobre biomas que ya están modificados por los efectos del calentamiento global.
Según Erika Berenguer, investigadora de las Universidades de Oxford y Lancaster, en el Reino Unido, que estudia la degradación de los bosques, los incendios y la deforestación, el próximo fenómeno de El Niño tendrá un efecto más preocupante en la Amazonia que los anteriores, porque volverá a ocurrir en un año que ya está batiendo récords de deforestación, En otras palabras, cuando llegue el clima más cálido y seco con El Niño, la fuente de ignición de estos incendios será mucho mayor debido a la gran cantidad de materia orgánica en el suelo que hace que el bosque sea más inflamable.
Una Amazonia más cálida y seca
Berenguer informó también que, debido al cambio climático y al calentamiento global, la temperatura en la Amazonia está 1,5 ºC por encima de lo normal, es decir, es más cálida y también con periodos de sequía más largos en comparación con la década de 1970.
Mucho deben estar preguntándose por el clima cálido y muy húmedo típico en la Amazonia, y efectivamente existe, lo que dificultaría las quemas en la selva. En los años de La Niña, cuando hay lluvias constantes y abundantes en el norte del país, cuando el fuego llega al suelo en la selva amazónica muere y no se propaga, pero en los años de El Niño ocurre lo contrario, con hojas y ramas más secas, el fuego se propaga rápidamente y se vuelve muy difícil de combatir.
Según un nuevo estudio publicado en abril en la revista Nature, los investigadores informan de que los árboles del sur de la selva amazónica corren un mayor riesgo de morir debido al cambio climático que afecta al régimen de lluvias de la región. Los científicos indican que cerca de la mitad de los árboles que son alcanzados por el fuego acaban muriendo, y este escenario podría empeorar con un posible súper El Niño en la segunda mitad de 2023.