Alergias en invierno: ¿cuáles son? ¿Son naturales o 'alteradas'?
Nos encontramos en las primeras semanas del mes de febrero y muchas personas ya han notado algunos síntomas de alergia. Lo cierto es que ciertos pólenes ya han comenzado a incidir en la población: ya sea por su ciclo natural, por la humedad o por el... ¿cambio climático?
Cuando pensamos en la palabra alergia, automáticamente la relacionamos con la primavera, donde más tipos de polen vuelvan por el ambiente que respiramos. La alergia se trata de una reacción de nuestro cuerpo cuando entra en contacto con una sustancia que considera dañina. Dependiendo del origen, puede ser fácil de evitar (como el caso del gluten o la lactosa). En cambio, cuando se produce por factores medioambientales la prevención se vuelve un gran desafío.
En invierno también hay alergias, ¡y muchas!
No todo el mundo es alérgico al mismo tipo de polen. El cambio de estación y el descenso de temperaturas, también favorecen la concentración de ciertas partículas alergénicas en el ambiente. Aquellas plantas que polinizan durante el invierno afectan a una parte de la población, sobre todo cuando se dan días cálidos. Los responsables son árboles o arbustos con madera y hojas fuertemente apretadas como el ciprés o el enebro.
Se trata de las cupresáceas, ellas son las culpables. Esta familia de plantas generan el segundo polen más agresivo de España. Hace algunos años se pensaba que al polinizar en invierno, los casos de alergias eran tan solo un catarro más de la época. Ángel Moral, presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), señala que casi el 40 % de la población es alérgica a este tipo de plantas.
Según la Red Española de Aerobiología (REA) la concentración de polen del ciprés se mantiene elevada en la mitad sur peninsular. También se prevé que continúe aumentando en todo el país durante las próximas semanas, así como la del polen de ortiga o aliso.
¿Alergia a la humedad? La respuesta: el moho
No podemos olvidar que durante el invierno el uso de la calefacción se vuelve más común y, paralelamente, la utilización de humidificadores para combatir la sequedad del ambiente. El manejo de este tipo de aparatos puede propiciar las alergias producidas por hongos, o mejor dicho por el moho.
Las zonas más afectadas son las cercanas al mar, donde la humedad ya está presente de manera natural. En este caso, el género Alternaria es el más importante desde el punto de vista alergológico. La liberación de sus esporas alcanza su pico a finales de verano y otoño, aunque su temperatura óptima de crecimiento se sitúa alrededor de los 20 y 25 ºC.
Y como siempre hablamos de... ¡cambio climático!
Desde que el cambio climático está haciendo de las suyas, la polinización de las cupresáceas se está activando a mitad de enero, o incluso antes. Lo lógico es que si se adelanta su inicio, también lo haga su desaparición, aunque este año debido a las bajas temperaturas que se han registrado en España, desaparecerán más tarde.
Los miembros de la SEAIC apuntan hacia un aumento en la producción del polen más agresivo para los próximos años, como consecuencia del incremento de la temperatura, del dióxido de carbono y de los contaminantes en las plantas. También señalan que el tiempo de exposición será mayor, ya que los meses de polinización se alargarán aún más. Finalmente, esperan que alrededor del 2030 la mitad de la población tenga alguna enfermedad alérgica.