Gran agujero en la capa de ozono quizá inminente en nuestro hemisferio
La capa de ozono del hemisferio norte es más estable que en el sur, sin embargo, la circulación atmosférica del hemisferio norte durante estas próximas semanas favorecerá la destrucción del ozono estratosférico con cierta facilidad.
Lo que denominamos capa de ozono, en realidad, es una franja situada en la estratosfera donde la concentración de este gas es notablemente mayor que en el resto de la atmósfera. El máximo de concentración suele darse en la estratosfera media y baja, entre los 20 y 30 kilómetros de altitud, y absorbe con facilidad la radiación con longitudes de onda inferiores a 300 nm, es decir, la luz ultravioleta que se empieza a alejar del espectro visible. Tiene por tanto un papel fundamental protegiéndonos de esta radiación dañina.
Sin embargo, su distribución en la atmósfera no es muy regular, presentando mínimos en los polos. Además, la variación de su concentración es cíclica dependiendo de la época del año, siendo menor durante el invierno. También puede verse afectada en gran medida por la concentración de otros gases con los que puede reaccionar, como es el caso del cloro o el flúor. Estos gases pueden aumentar su concentración como consecuencia de la actividad humana y también por causas naturales, como las erupciones volcánicas.
¿Dónde suelen suceder?
Los cristales de hielo pueden funcionar como un catalizador, facilitando que los compuestos con cloro reaccionen con el ozono. Esos cristales de hielo se forman en las zonas más frías de la estratosfera, allí el escaso vapor de agua presente puede cristalizar formando las conocidas nubes estratosféricas polares. Esto sólo sucede en los polos, durante el invierno y en los momentos en los que la estratosfera inferior está más fría, algo que sucede cuando el vórtice polar estratosférico es más fuerte.
El vórtice polar sugiere su aparición de forma inminente
Este invierno, el vórtice polar está siendo fuerte y estable, tanto en la troposfera como en la estratosfera inferior, sin fluctuaciones ni roturas importantes y con velocidades de viento muy elevadas. Las temperaturas en el centro de este vórtice están alcanzando los -70 ºC a 10 hPa de forma persistente y está previsto que se mantengan en estos valores durante semanas.
Ese aire frío no se moverá de ahí al encontrarse inmerso en un vórtice tan estable, por lo que la formación de cristales de hielo y la aparición de nubes estratosféricas polares seguirá siendo frecuente durante las próximas semanas. Esto probablemente acelerará la destrucción del ozono estratosférico disminuyendo su concentración.
Es muy difícil saber a priori cuánto ozono se destruirá y en qué medida afectará a la concentración de toda la columna atmosférica. Es importante aclarar que, aunque estas condiciones favorecen su destrucción, el hemisferio norte presenta un vórtice mucho menos estable que el sur, por lo que el "agujero" que pueda formarse ocasionalmente en este tipo de situaciones, no es comparable al que se desarrolla en la Antártida durante el invierno austral.
En 2020 ya hubo uno de récord sobre el Polo Norte
En marzo de 2020 se produjo una situación similar, en la cual el ritmo de destrucción del ozono estratosférico superó con creces al de su regeneración. Esto es especialmente frecuente durante el invierno cuando la radiación solar, muy importante en la síntesis del ozono, es muy escasa. Sin embargo, en 2020 este proceso de destrucción de ozono fue excepcionalmente intenso y dio lugar a un gran agujero cuya magnitud superaba a la de cualquier anomalía detectada anteriormente.
Este tipo de eventos pueden tener repercusiones medibles, ya que la radiación ultravioleta que llega a la superficie es mayor y más dañina. Sin embargo, estas alteraciones en la capa de ozono no suelen salir de latitudes altas y tienden a regenerarse con el avance de la primavera. De hecho, en abril de 2020, el agujero detectado apenas un mes antes ya se había recuperado casi en su totalidad. En el caso de este invierno podemos esperar, de producirse, una situación similar.