Nuestros embalses afrontan la canícula en una situación crítica
El calor extremo de este mes ha provocado un descenso generalizado del agua embalsada en nuestro país, con algunas cuencas que se encuentran en una situación muy preocupante. Aquí te contamos la última hora.
En verano es difícil que se produzca un episodio relativamente importante de lluvia. En lo que llevamos de julio, las precipitaciones más destacables cayeron entre los días 3 y 6, pero desgraciadamente fueron muy localizadas y sin afectar al sur peninsular, tan necesitado de agua. Tanto por duración como por acumulados, el evento más importante es el de los días 5 y 6, principalmente en el entorno de la Cordillera Cantábrica y la Ibérica.
En este mes y para observatorios principales, la máxima cantidad de agua recogida, hasta el día 26, son los 36,8 l/m2 del observatorio de Calamocha, aunque hay picos puntuales en la zona cercanos a los 80 l/m2. Por el contrario, en otros muchos sitios no ha llovido, destacando algunos sectores de las provincias de Cádiz, Sevilla, Badajoz y Cáceres, donde no cae ni gota desde hace tres meses. Con todas estas particularidades, podemos considerar el mes de julio como muy seco en el conjunto de la Península.
El calor ha sido extraordinario este mes, con temperaturas que se han situado unos 2,6 ºC respecto a la media de julio. Las rachas de viento no están siendo una variable tan importante como en otras ocasiones, estando ligadas a las tormentas. El otro factor a tener en cuenta es la humedad relativa, que durante julio ha sido en general muy baja.
Por tanto, de las principales variables meteorológicas para la evaporación, todas estarían siendo desfavorables para nuestros embalses, con la excepción del viento. Con todo en nuestra contra, por semanas, la reserva de agua ha disminuido menos que la media de los últimos 10 años durante todo el mes.
Todas las cuencas en negativo
Como hemos visto anteriormente, en julio no ha llovido en muchas zonas de la Península. Los acumulados más importantes se concentran en la mitad norte, y además en forma de tormentas irregulares y locales.
Los embalses que más se deberían haber beneficiado de esto son los de las cuencas del norte, pero ninguna consigue estar en números verdes. La que menos ha disminuido es la de Cantábrico occidental, con un leve descenso del 1,50%.
Pocos son los embalses que han conseguido mejorar en julio, destacando el caso del pantano de Castro, en la cuenca del Duero. Se trata de una infraestructura de producción eléctrica construida en 1952 que se encuentra en la provincia de Zamora, en el río Duero, relativamente cerca de los montes de León, donde las precipitaciones han tenido picos cercanos a los 50 l/m2.
Importantes descensos del agua embalsada
Como sabemos, el principal problema de los grandes almacenamientos de agua es el de la pérdida por evaporación. Los factores que más influyen en ella son la temperatura, el viento y la radiación solar. Variables que en este mes de julio han sido negativas, sobre todo las temperaturas, y en especial las máximas y las horas de sol, que con la falta de nubosidad han amplificado los procesos de evaporación.
Habrá que prestar atención a varios embalses en los que el factor humano ha alterado en su evolución, sufriendo grandes desembalses durante el verano pasado y que todavía no se han recuperado, principalmente en las cuencas del Duero y del Ebro. Los escogidos son el de Ricobayo (Zamora), que fue vaciado hasta el 11%, recuperado hasta el 39% en la actualidad, y el de Mediano (Huesca) que se quedó en torno a un 17%, estando en estos momentos al 31% de su capacidad: en este mes ya lo han vaciado algo más del 35%. Están a un 22% y un 38% por debajo de su media de los últimos diez años, respectivamente.
La escasez de las precipitaciones en casi todas las regiones peninsulares, con la excepción de alguna zona muy puntual, se ha traducido en que la mayoría de las cuencas han sufrido una disminución en el agua embalsada, destacando en este caso la de Cataluña Interna, con un descenso de más del 15%.
Embalses al 25% de su capacidad en las cuencas meridionales
En plena canícula, que es el período del año más cálido y seco, poco podemos esperar, pero es que además está siendo más seca y más cálida de lo normal. Pero la escasez de precipitaciones nos deja el problema de la sequía frente a nosotros, y con restricciones en algunas zonas del país. Durante este mes hemos perdido más de un 4% en el agua embalsada, que en estos momentos se encuentra al al 41,90%, un 8% menos si lo comparamos con la misma fecha del año pasado. Se encuentra cerca de un 20% por debajo de la media de los diez últimos años.
En una situación atmosférica normal para las fechas, en las próximas semanas debería mantenerse la estabilidad, solo rota por el rápido paso de algunos frentes en el extremo norte y por las tormentas, por lo que las cuencas meridionales deberían continuar sufriendo. En estos momentos, la cuenca del Guadalquivir es la que presenta la peor situación, encontrándose tan solo a un 25,58% de su capacidad. La del Guadiana está casi igual. La más alejada de su media de 10 años es la de Guadalete-Barbate, situándose 33 puntos por debajo.