6 especies invasoras que amenazan en España a la salud humana y a su biodiversidad
Son una grave amenaza para las especies autóctonas, hábitats y ecosistemas, y para los recursos económicos asociados al uso del patrimonio natural. La mayor parte de ellas se introdujeron en el país de forma intencionada y hoy están fuera de control.
En unos casos por torpeza, en otros, por simples accidentes, pero también por negligencias o por una codicia desmedida, España también se ha visto gravemente afectada por la que constituye una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo.
Estas 6 especies exóticas constituyen un riesgo
Esta es la historia de seis especies exóticas que han colonizado nuestro país con graves consecuencias para la fauna y la flora nativa y que, incluso, son un riesgo para la salud humana.
Avispa asiática: asesinas de abejas
La Vespa velutina, rebautizada como avispa asiática, se introdujo en España de manera accidental mediante el comercio de mercancías procedentes de China. Una vez aquí, se expandió de forma natural.
Es una avispa de gran tamaño (entre 25 y 35 milímetros de largo), con el abdomen de color castaño con marcas naranjas o amarillas y alas de tonos rojizos. Sus nidos tienen forma esférica y presentan un orificio lateral. Dentro de ellos, pueden acumularse hasta 2000 ejemplares, y suelen localizarse en las zonas altas de los árboles, o en partes protegidas de los edificios.
El 80% de la dieta de sus larvas son abejas (pueden capturar entre 25 y 50 diariamente) y otros insectos polinizadores como las mariposas. Así que la destrucción de colmenas con el consiguiente impacto en el sector de la apicultura, es uno de los principales perjuicios que causa.
Respecto a su picadura, resulta más dolorosa que la de la avispa común, porque es capaz de inocular una mayor cantidad de veneno, pero sólo es mortal para personas alérgicas o aquellas de edades avanzadas que presentan otras patologías y sufren un ataque de múltiples avispas de este tipo.
Caracol manzana: transmisor de meningitis
En el año 2009 se detectó en el Delta del Ebro, en la provincia de Tarragona, la presencia de la especie Pomacea maculata, originaria de América del Sur, concretamente de la cuenca amazónica. En nuestro país solo existe otro foco con presencia de este caracol, las Islas Canarias.
Se cree que el caracol manzana se introdujo en la Península Ibérica debido al abandono de unas instalaciones donde se criaba para su venta como animales de acuario. Los caracoles consiguieron llegar a canales de riego y, desde ahí, al río Ebro.
La abundancia de alimento, la ausencia de depredadores naturales y unas condiciones de temperatura y humedad favorables, hicieron el resto. Nadie fue condenado por este hecho al determinarse en el juicio que el delito había prescrito.
Además de las cuantiosas pérdidas económicas que origina (se alimenta principalmente de plantas acuáticas, que incluyen especies cultivadas como el arroz), el caracol de manzana está considerado como una de las cien especies invasoras más perjudiciales del mundo. Es transmisor de un parásito (Angiostrongylus cantonensis) capaz de causar meningitis en la población humana.
Cangrejo rojo: devastación de las especies autóctonas
El cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), procede del sur de los Estados Unidos y el norte de México. Es el cangrejo de agua dulce con más propagación del mundo y una de las especies que causa un mayor impacto en los ecosistemas acuáticos.
En los años 70 se introdujo deliberadamente en la península ibérica. En 1973 se liberó un grupo de cangrejos traídos desde Louisiana en una finca cercana a Badajoz. Un año después, se hizo lo mismo en una finca de La Puebla del Río, en Sevilla, en la marisma cultivada del Guadalquivir.
Sólo unas décadas después, ya han colonizado Portugal y la España peninsular, y han conseguido desplazar a otras especies autóctonas, como el cangrejo europeo, que ya sólo sobrevive en los cursos más altos de ríos de Castilla y León, País Vasco o La Rioja, donde el agua es más fría.
El impacto ecológico del rojo americano es relevante: debido a su hábito escarbador, transforma el medio degradando las orillas. Además, destruye la vegetación, desestructurando la red trófica y alterando la productividad del ecosistema.
Desde un punto de vista sanitario, acumula metales pesados y diversas toxinas. Y es transmisor de la tularemia y portador del hongo Aphanomyces astaci (peste del cangrejo) que ha devastado las poblaciones de cangrejo autóctono europeos.
Galápago de Florida: de mascota de moda a gran invasora
Es una de las especies invasoras más perjudiciales del planeta. En España se introdujo en los años 80 y 90 como mascota, proveniente de Estados Unidos. La liberación masiva de ejemplares por parte de sus propietarios los llevó a los tramos urbanos de los ríos.
Sólo en Extremadura, donde la Junta puso en marcha un plan de erradicación en 2021, se han capturado 5000 ejemplares en un tramo de apenas 4 kilómetros del río Guadiana a su paso por la ciudad de Badajoz.
Además de suponer un grave riesgo para las especies autóctonas, como el leproso galápago, constituye un vector muy importante para la dispersión de la salmonella, patógeno que puede provocar graves problemas gastrointestinales en los seres humanos.
Visón americano: libertadores que causaron un desastre
Procedente de Norteamérica, este pequeño mamífero carnívoro (Mustela vison) fue introducido en la península ibérica con fines de explotación de la industria peletera. Pero, el 31 de julio de 2001, un grupo de activistas del denominado Frente de Liberación Animal entró en una fábrica de pieles de La Puebla de Valverde, en Teruel, y soltó 13.000 ejemplares.
Algo similar ocurrió en octubre de 2006 en tres granjas de A Coruña, que se saldó con la liberación de otros 15000 animales. Y en 2007, en Girona, con la suelta de 2000 más. Aunque muchos de estos ejemplares fueron recuperados y otros murieron por atropello o presas de sus depredadores naturales, una cantidad importante de visones americanos consiguieron sobrevivir en libertad.
La naturaleza hizo el resto. Más fuerte, más agresivo, y con mayor capacidad de reproducción que el visón europeo (Mustela lutreola), el americano ha conseguido desplazar a las poblaciones autóctonas hasta poner en grave peligro su supervivencia.
Arruí: una introducción voluntaria que se fue de las manos
La historia del arruí, que proviene del norte de África, es un caso de planificación mal gestionada. En 1970 fue introducido de manera intencional para su aprovechamiento cinegético en el Parque Natural de Sierra Espuña (Región de Murcia). Desde ahí, se ha expandido por diversas zonas Alicante, Almería, Granada y Jaén, donde continúa su proliferación.
Y es que su alta tasa de natalidad, la ausencia de predadores y la abundancia de comida, hacen que en los sitios donde esta especie ha sido introducida se haya expandido con gran rapidez. Su caza está prohibida.
Al ser una especie competidora por el alimento con otros herbívoros, su principal impacto ecológico reside en hacer peligrar la supervivencia de la cabra montesa, el ciervo común, el gamo o el muflón. En Canarias, además, consumen diversas especies de flora endémica, algunas de ellas amenazadas. Portador de la sarna, puede contagiar a otras especies silvestres o ganaderas.