Tenemos una “ola de calor” a mediados de mayo... ¿verdad o mentira?
Estamos de lleno en unos días de grandes calores, momento que, según nos cuenta el refranero, “en mayo, cada día un baño”. Pero esta situación, ¿se podría englobar en una ola de calor temprana? Veamos a continuación los parámetros a tener en cuenta para poder contestar a esta pregunta.
Entre el 10 y el 12 de mayo del año 2007 se dieron una serie de días con temperaturas elevadas para la época del año en la que nos encontramos, muy parecido al actual episodio de calorazo que tenemos a mediados de mayo. En 2007 la situación fue muy general, abarcando a casi todas las regiones, especialmente a Canarias y al sur y al este de la Península, destacando los 32,9 ºC en Zaragoza y los 33,1 ºC en Málaga.
Estos calores tempraneros cada vez son más frecuentes y se producen fuera de temporada, es decir, antes de la habitual época estival, que podríamos considerar desde mediados de junio hasta mediados de septiembre.
Aclaremos ideas: pasar una noche toledana
Cuando hablamos de una ola de calor, como cuando nos referimos a una “ola de frío”, uno de los problemas principales, si no el mayor, es cómo podemos definir esta idea de gran calor. Está claro que se trata de momentos en los que las temperaturas, bien las máximas para el calor, las mínimas para el frío o las medias mensuales, son anormalmente altas o bajas, que duran varios días y que deben afectar a gran parte del territorio nacional.
Hasta aquí podemos estar todos de acuerdo, pero nos surgirán rápidamente dudas. Por ejemplo, y centrándonos en los períodos cálidos, ¿qué valor tienen que alcanzar las máximas para considerarse ola de calor? Porque no son lo mismo para el mes de mayo 32,1 ºC en Sevilla que en Oviedo, valor que superaría el actual récord de temperatura máxima relativa de este mes.
Por supuesto tampoco es lo mismo que en la cornisa cantábrica una surada nos lleve el mercurio a valores muy altos puntualmente uno o dos días, siendo rota por el suave roce de un frente frío, a que la situación sea continuada en la parte meridional peninsular. O que, manteniendo este ejemplo, solo afecte a una pequeña parte de las regiones, tercio norte, a que la situación anticiclónica veraniega obligue a la mayoría de nuestros lectores a pasar “una auténtica noche toledana” durante varias jornadas.
Concepto de ola de calor
Por tanto, hay que considerar que los umbrales de temperatura “normales” difieren mucho de unas zonas a otras, por lo que no podemos considerar el mismo límite en todas las regiones. También hay que dar un sentido de excepcionalidad a los episodios de calorazo e indicar un número continuado de jornadas, que no sea ni demasiado pequeño, dando lugar a muchas olas de calor en el mismo verano, ni demasiado alto, para que no se produjera ninguna. Y finalmente que sean lo suficientemente extensos territorialmente hablando, para que puedan representar una situación especial.
Con todas estas consideraciones, la AEMET ha escogido el siguiente criterio para determinar cuándo avisar de la llegada de una “ola de calor”:
“Consideraremos un episodio así cuando dure al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registren máximas por encima del percentil 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del período 1971-2000”.
En la definición quedan recogidos, más o menos claramente, los conceptos que hemos tratado en los párrafos anteriores; es decir, duración (tres días consecutivos), extensión territorial (10% de las estaciones consideradas) y valor a alcanzar por las temperaturas.
¿Se necesitan nuevos umbrales?
Además, añadiendo una temporalidad muy determinada y referida, solamente, para los meses más cálidos en la mayoría del país, los meses de julio y agosto. Y es en este momento cuando nuevamente nos pueden surgir varias preguntas, ¿no hay momentos de temperaturas muy elevadas en otros períodos del año?, o con el actual aumento de las temperaturas, ¿no se debería ampliar a otros meses del año?
Por ejemplo, la situación vivida en mayo de 2007 o sin ir más lejos, los días de calor en los que estamos inmersos, con máximas que en el suroeste peninsular el día 9 ya han alcanzado los 35 ºC y en Canarias los 36 ºC el día 10, aunque en este caso de forma más breve, ya que en la Península, las máximas han continuado rondando los 34 ºC en el sur, durante tres días consecutivos.
Pero en estos momentos hay una variable muy importante a tener en cuenta, la inercia meteorológica o inercia atmosférica; es decir, ahora venimos del invierno y la sensación corporal que tenemos es que aún no hace tanto calor. Por ejemplo, las horas de Sol en este período del año, aproximadamente 14 horas y 15 minutos, son las mismas que a principios de agosto, pero nuestra sensación no es la misma. Por este motivo no podemos considerar que estos calores anticipados se les pueda considerar una ola de calor.
Por lo que sería conveniente pensar en añadir la opción de sensación térmica a los umbrales que existen en la actualidad para el concepto de ola de calor, por lo que sería muy probable que el período de aplicación aumentase, por lo menos, desde mediados de junio hasta mediados de septiembre.