¿Está el cambio climático extinguiendo los octubres lluviosos?
Octubre solía inaugurar la temporada de borrascas y muchas veces traía lluvias cuantiosas a muchas regiones. Esto no sucede desde hace unos cuantos años. ¿Volverán esos octubres?
El mes de octubre suscita numerosos recuerdos sobre aguaceros, algunos de ellos imborrables por estar vinculados a catástrofes de incontables daños personales y materiales, aunque es cierto que cada vez más someros. Hasta hace poco, estas fechas solían estar vinculadas a los primeros desfiles de borrascas tras el período estival que, en ocasiones, rompían la marcha y se disgregaban formando los temidos episodios de “gota fría”, ahora ya oficialmente asociados a danas.
Da cierto reparo hablar en pasado, porque esto podría volver a suceder en cualquier momento, pero es que la casuística de la última década no deja más que octubres plagados de grandes claros y muy pocas precipitaciones. Pese a esto, la climatología aún eleva a octubre al pódium de los meses más lluviosos en gran parte del país. En Cataluña, el norte de Aragón, Comunidad Valenciana, parte de ambas castillas, Madrid o Baleares estas semanas representan el tramo más húmedo del año, aunque últimamente indiquen casi lo contrario.
Todavía hoy, en la huerta valenciana o castellonense se pueden observar los esqueletos de los carteles que se pusieron meses después del año 2000, para anunciar las ayudas destinadas a recuperar las infraestructuras dañadas por el diluvio de octubre de aquel año. Son los últimos vestigios de las lluvias puntuales a su cita.
A partir del año 2012, tal y como analizó hace unas semanas nuestro director de meteorología, José Antonio Maldonado, constantemente los meses de octubre han mostrado su cara más estable y seca. En 2013 las precipitaciones aún fueron abundantes en la vertiente atlántica, pero después llegó el octubre más cálido desde que se tienen registros, el de 2014, que además fue seco. Entre 2015 y 2017 hubo una sucesión de octubres cálidos, con una tendencia a mostrar temperaturas cada vez más altas, llegando al culmen en el último año, al que le faltó un pelo (dos décimas) para derrocar a 2014. Entre los últimos, destaca 2019 por caluroso y el de 2020 por frío, aunque en este último caso las chaquetas no vinieron acompañadas de paraguas, todo lo contrario.
¿De dónde salen estos octubres anómalos?
Las previsiones apostaban por un mes de octubre seco, tal y como está transcurriendo hasta el momento. José Miguel Viñas, meteorólogo en nuestro proyecto, señala como causante a una “persistente situación de bloqueo que provoca un tiempo seco y anómalamente cálido”. Este escenario como hemos visto no es nuevo, encaja con lo que se viene observando este siglo y con el actual marco de calentamiento global. “El tiempo de la primera mitad del otoño es una prolongación del verano a través de una sucesión de veranillos” afirma Viñas, y apunta que la causa está más al sur, “el reforzamiento del cinturón de altas presiones tropicales y su extensión hacia el norte explica el comportamiento meteorológico observado”.
Según las pesquisas de la AEMET, la estación estival está incrementándose unos 9 días de media por década. Ahora el verano dura cerca de 5 semanas más que a comienzos de los años ochenta. Aunque está creciendo sobre todo a través de un inicio más temprano, lo sucedido especialmente en la última década podría significar una expansión también de su final. En próximos años saldremos de dudas.