¿Es la nieve un bien cada vez más escaso?
Por fin la nieve tiñe de blanco nuestras montañas. Estaciones de esquí, aficionados a los deportes de invierno y el sector del turismo de nieve, son los que con mayor alegría reciben esta noticia. Pero, ¿qué nos espera en los próximos años?
Hemos cerrado 2017 como el año más cálido en España desde el inicio de la serie en 1965. De hecho, de los diez años más cálidos, siete corresponden al siglo XXI. Si a esto le sumamos que además 2017 ha sido el segundo año más seco, desde luego, nos lleva a pensar que las precipitaciones en forma de nieve no son algo que abunde cada vez más. No obstante, hay un actor que, llegados a este punto, debemos tener en cuenta: el vórtice polar.
El vórtice polar es una zona de bajas presiones situada sobre los polos en las capas medias y altas de la troposfera, la capa en la que suceden los fenómenos meteorológicos. Con el calentamiento del planeta, el hielo marino se derrite, el océano libera calor y se debilita. Como consecuencia, se producen irrupciones de aire frío en latitudes medias, lo cual explicaría los episodios de nieve y frío que se han sucedido.
Echando mano de la tecnología: los cañones de nieve
Aun así, no podemos (o no deberíamos) permanecer mirando al cielo esperando a que nieve. Por ello, las estaciones de esquí se han servido en las últimas décadas de cañones de nieve. Cañones que producen nieve de forma artificial (que no nieve artificial), y que son utilizados en las pistas de las cotas más bajas.
Estos cañones aseguran una mayor cobertura nivosa cuando las condiciones meteorológicas no son favorables para que el blanco elemento caiga de forma natural. Pero, no todas las estaciones de nuestro país necesitan de su funcionamiento por igual. Las estaciones de esquí del Sistema Central, el Sistema Ibérico o el Sistema Penibético, son más dependientes de este tipo de medios artificiales.
La temporada de nieve
Tradicionalmente la temporada de nieve comenzaba con el Puente de diciembre y finalizaba llegada la Semana Santa. En total, unos cuatro meses que se alargaban o acortaban en función de las condiciones de ese año. Con el calentamiento global, estamos asistiendo a temporadas más cortas. Estudios recientes han concluido que, con una previsión de aumento de la temperatura media de unos 2⁰C de cara a 2050, algunas estaciones del Pirineo no funcionarían ni con los cañones de nieve. Las estaciones que más sufrirían sería las situadas en cotas próximas a los 2.000 metros de altitud y las peor orientadas. Además, la temporada podría verse reducida a tan solo un mes.
Según datos de ATUDEM, se estima que nuestro país ha perdido algo más de un millón de usuarios desde 2008. En parte debido a la crisis, pero también a las condiciones meteorológicas. Las precipitaciones en forma de nieve han descendido un 2,5% cada década desde 1950 y la cota de nieve se ha elevado. El turismo de nieve es, por lo tanto, un sector cada vez más vulnerable a los cambios climáticos que deberá seguir adaptándose para sobrevivir. La diversificación de las actividades turísticas a lo largo de la temporada y del año, es una de las soluciones que este sector está llevando actualmente a cabo con éxito.